Letras de tango
Cada día te extraño más
Música: Armando Pontier
Letra: Carlos Bahr
He querido borrarte de mi vida
y en cada pensamiento te encuentro cada día.
He querido callar mis sentimientos
mostrando indiferencia, limando tu recuerdo.
He tratado de ahogar, con firme anhelo,
el grito de este amor que es mi secreto
y esta noche, quebrando mis empeños,
ha roto mi silencio la voz del corazón.

Cada día te quiero más y en mi afán te nombro
cada día te extraño más, a pesar de todo.
Cada día que pasa con cruel insistencia
tu imagen se agranda, se agranda y se aleja.
Y sé que es muy tarde ya, que he quedado solo,
solo a solas con mi propio error... y te extraño más.

He rodado al azar por cien caminos
buscando inútilmente perderte en el olvido,
he querido engañar mis propios sueños,
diciendo que es mentira que me ata tu recuerdo.
He tratado con vana indiferencia,
de ahogar mi corazón y mi conciencia,
y esta noche que lloro tu recuerdo,
comprendo que no puedo callar al corazón.

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Cada vez que me recuerdes
Música: Mariano Mores
Letra: José María Contursi
Como un fantasma gris llegó el hastío
hasta tu corazón, que aún era mío,
y poco a poco te fue envolviendo
y poco a poco te fuiste yendo...
Si grande fue tu amor cuando viniste
más grande fue el dolor cuando te fuiste...
Triste tañido de las campanas
doblando en mi soledad...

Cada vez que me recuerdes
la noche amiga me lo dirá
y donde el cielo y el mar se pierden
¡cuántas estrellas me alumbrarán!
Cada vez que me recuerdes
tu pensamiento me besará
y cuando el fin de tu vida llegue
junto a tu vida me sentirás...

Mi corazón se fue tras de tus pasos...
¡El pobre estaba ya hecho pedazos!
Y entre mis manos, mis manos yertas,
las esperanzas quedaron muertas...
Si hay algo que jamás yo te perdono
es que olvidaste aquí, con tu abandono,
eso tan tuyo, ese algo tuyo
que envuelve todo mi ser...

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Cafetín de Buenos Aires
Música: Mariano Mores
Letra: Enrique Santos Discépolo
De chiquilín te miraba de afuera
como a esas cosas que nunca se alcanzan...
La ñata contra el vidrio,
en un azul de frío,
que sólo fue después viviendo
igual al mío...
Como una escuela de todas las cosas,
ya de muchacho me diste entre asombros:
el cigarrillo,
la fe en mis sueños
y una esperanza de amor.

Cómo olvidarte en esta queja,
cafetín de Buenos Aires,
si sos lo único en la vida
que se pareció a mi vieja...
En tu mezcla milagrosa
de sabihondos y suicidas,
yo aprendí filosofía... dados... timba...
y la poesía cruel
de no pensar más en mí.

Me diste en oro un puñado de amigos,
que son los mismos que alientan mis horas:
(José, el de la quimera...
Marcial, que aún cree y espera...
y el flaco Abel que se nos fue
pero aún me guía....).
Sobre tus mesas que nunca preguntan
lloré una tarde el primer desengaño,
nací a las penas,
bebí mis años
y me entregué sin luchar.

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Café La Humedad
Música: Cacho Castaña
Letra: Cacho Castaña
Humedad...
Llovizna y frío...
Mi aliento empaña
el vidrio azul del viejo bar.
No me pregunten si hace mucho que la espero:
un café que ya está frío y hace varios ceniceros.
Aunque sé que nunca llega
siempre que llueve voy corriendo hasta el café,
y sólo cuento con la compañía de un gato
que al cordón de mi zapato lo destroza con placer.

Café La Humedad, billar y reunión...
Sábado con trampas... ¡Qué linda función!
Yo solamente necesito agradecerte
la enseñanza de tus noches
que me alejan de la muerte.
Café La Humedad, billar y reunión...
Sábado con trampas. ¡Qué linda función!
Yo simplemente te agradezco las poesías
que la escuela de tus noches
le enseñaron a mis días.

Soledad de soltería... Son treinta
abriles ya cansados de soñar.
Por eso vuelvo hasta la esquina del boliche
a buscar la barra eterna de Gaona y Boyacá.
¡Ya son pocos los que quedan!
Vamos, muchachos, esta noche a recordar
una por una las hazañas de otros tiempos
y el recuerdo del boliche que llamamos La Humedad.

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Café de Los Angelitos
Música: José Razzano
Letra: Cátulo Castillo
Yo te evoco, perdido en la vida,
y enredado en los hilos del humo,
frente a un grato recuerdo que fumo
y a esta negra porción de café.

¡Rivadavia y Rincón!... Vieja esquina
de la antigua amistad que regresa,
coqueteando su gris en la mesa que está
meditando en sus noches de ayer.

¡Café de los Angelitos!
¡Bar de Gabino y Cazón!
Yo te alegré con mis gritos
en los tiempos de Carlitos
por Rivadavia y Rincón.

¿Tras de qué sueños volaron?
¿En qué estrellas andarán?
Las voces que ayer llegaron
y pasaron, y callaron,
¿dónde están?
¿Por qué calle volverán?

Cuando llueven las noches su frio
vuelvo al mismo lugar del pasado,
y de nuevo se sienta a mi lado
Betinoti, templando la voz.

Y en el dulce rincón que era mío
su cansancio la vida bosteza,
porque nadie me llama a la mesa de ayer,
porque todo es ausencia y adiós.

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Calla
Música: Roberto Rufino
Letra: Manuel Barros
Yo no soy quién para juzgarte.
Si fuera Dios te salvaría.
Antes que vos llegaras,
el barro que pisaste,
las culpas y el pecado,
muchacha, ya existían.
Quién es el puro que señala.
Dónde está el justo que castiga.
Quién te puede decir mala,
si mirándome en tu alma,
yo te siento más mi amiga.

¡Calla!
No llores, es la vida.

Lloras

Imploras redención.
Mala te llaman,
te acusan, te castigan,
y aquí sobre tu herida
la desesperación

¡Calla!
Tu culpa está en la vida.

¡Calla!
No tienen corazón.

Qué puedo hacer para salvarte.
Si fuera Dios te salvaría.
Déjame que te abrace,
muchacha, tiernamente,
déjame que se unan
tus penas con las mías.
Quién más que vos estás pagando,
todo el dolor que hay en la vida,
pero no, no pienses nada,
que aunque el necio te señala
yo te siento más amiga.

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Callejera
Música: Fausto Frontera
Letra: Enrique Cadícamo
Cuando apurada pasás
rumbo quién sabe a qué parte,
haciendo lucir con arte
tu silueta al caminar,
va diciendo ese taquear
que tenés de milonguera:
"Callejera... Calle]era...
¿a dónde irás a parar?"

Esos trajes que empilchás
no concuerdan con tu cuna,
pobre mina pelandruna
hecha de seda y percal.
En fina copa e' cristal
hoy tomás ricos licores,
y entre tantos resplandores
se encandiló tu arrabal.

Callejera,
que taqueás de Sur a Norte,
dando dique con el corte
de ese empilche que llevás.
Callejera,
vos también sos Milonguita
y en el fondo de tu almita
una pena sepultás.

Triunfa tu gracia, yo sé,
y en los fondines nocheros
sos de los muebles diqueros
el que da más relumbrón.
Despilfarrás tentación,
pero también, callejera,
cuando estés vieja y fulera
tendrás muerto el corazón.

Seguí nomás, deslizá
tus abriles por la vida,
fascinada y engrupida
por las luces del Pigall,
que cuando empiece a tallar
el invierno de tu vida
notarás arrepentida
que has vivido un carnaval.

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Callejón
Música: Roberto Grela
Letra: Héctor Marcó
Un farolito que parpadea
tumbado y viejo sobre tu esquina,
haciendo alarde que te ilumina,
tal vez murmura porque llorás.
Diez arbolitos como un rosario,
rotos al pasto del cruel invierno,
solos vigilan fieles y tiernos
tus noches tristes de inmensa paz.

Callejón,
a los dos vendió el destino,
soy un triste peregrino
sin derrotero y sin fin.
Callejón,
vos serás mi confidente,
traigo doblada la frente
y adónde voy yo no se.
Como a mí
también te sangra una herida,
a vos la urbe te olvida
y ella ha olvidado mi amor.
Callejón,
por eso busco tu abrigo
lejos del mundo consigo
adormecer mi dolor.

Cuando el rocío moja tus faldas,
tu amarga pena llorás por ella,
como mi vida no tenés huellas
y nunca un carro surcó tu mal.
Sólo en las noches de clara luna
una pareja viene a arrullarte,
y al despedirte suele dejarte
besos sonoros como el cristal.

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Cambalache
Música: Enrique Santos Discépolo
Letra: Enrique Santos Discépolo
Que el mundo fue y será una porquería
ya lo sé...
(¡En el quinientos seis
y en el dos mil también!).
Que siempre ha habido chorros,
maquiavelos y estafaos,
contentos y amargaos,
valores y dublé...
Pero que el siglo veinte
es un despliegue
de maldá insolente,
ya no hay quien lo niegue.
Vivimos revolcaos
en un merengue
y en un mismo lodo
todos manoseaos...

¡Hoy resulta que es lo mismo
ser derecho que traidor!...
¡Ignorante, sabio o chorro,
generoso o estafador!
¡Todo es igual!
¡Nada es mejor!
¡Lo mismo un burro
que un gran profesor!
No hay aplazaos
ni escalafón,
los inmorales
nos han igualao.
Si uno vive en la impostura
y otro roba en su ambición,
¡da lo mismo que sea cura,
colchonero, rey de bastos,
caradura o polizón!...

¡Qué falta de respeto, qué atropello
a la razón!
¡Cualquiera es un señor!
¡Cualquiera es un ladrón!
Mezclao con Stavisky va Don Bosco
y "La Mignón",
Don Chicho y Napoleón,
Carnera y San Martín...
Igual que en la vidriera irrespetuosa
de los cambalaches
se ha mezclao la vida,
y herida por un sable sin remaches
ves llorar la Biblia
contra un calefón...

¡Siglo veinte, cambalache
problemático y febril!...
El que no llora no mama
y el que no afana es un gil!
¡Dale nomás!
¡Dale que va!
¡Que allá en el horno
nos vamo a encontrar!
¡No pienses más,
sentate a un lao,
que a nadie importa
si naciste honrao!
Es lo mismo el que labura
noche y día como un buey,
que el que vive de los otros,
que el que mata, que el que cura
o está fuera de la ley...

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Caminito
Música: Juan de Dios Filiberto
Letra: Gabino Coria Peñaloza
Caminito que el tiempo ha borrado,
que juntos un día nos viste pasar,
he venido por última vez,
he venido a contarte mi mal.

Caminito que entonces estabas
bordado de trébol y juncos en flor,
una sombra ya pronto serás,
una sombra lo mismo que yo.

Desde que se fue
triste vivo yo,
caminito amigo,
yo también me voy.

Desde que se fue
nunca más volvió.
Seguiré sus pasos...
Caminito, adiós.

Caminito que todas las tardes
feliz recorría cantando mi amor,
no le digas, si vuelve a pasar,
que mi llanto tu suelo regó.

Caminito cubierto de cardos,
la mano del tiempo tu huella borró...
Yo a tu lado quisiera caer
y que el tiempo nos mate a los dos.

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Caminito soleado
Música: Carlos Gardel
Letra: Alfredo Le Pera
(canción)
Claro caminito criollo
florido y soleado,
con pañuelo bordeado
vos me viste pasar.
Mientras los pastos amigos
que saben mi anhelo,
como dulce consuelo,
su verde saludo
me hacían llegar.

Cruzando montes y valles,
con alas venía
mi pobre carreta,
con su carga de esperanzas
las ruedas le hacían
al viento gambetas.
Y cuando ya atravesaba
la hondura del valle
de lenta corriente,
una congoja naciente
detuvo su impulso
parando su andar,
porque en ese arroyito
a veces tus ojos
se saben mirar.

Y así que vi su casita
de puro celoso
me sobró el pampero
para contarle chismoso
que traigo en mi apero
mil prendas de amor.
Para su pelo una cinta
que llevo escondida
de lindo color.
Para sus labios mi antojo
y para sus ojos
un claro cristal,
y pa' su blanca garganta
el criollo que canta
tiene este cantar.

Claro caminito criollo
florido y soleado,
yo quiero que se asombre
cuando ella me nombre
al verme llegar.

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Camouflage (Camuflaje)
Música: Enrique Francini
Letra: José García
Hoy en día todo es grupo, disfrazado de verdad,
y una sarta de mentiras ha invadido la ciudad.
Cualquier gato con tarjeta se las da de gran señor
y los chorros se dan cita en el campo del honor.
El que ayer viste en tranvía, en colectivo o de a pie,
hoy maneja coche nuevo sin saber cómo y por qué
y la que vistes fregando con modesto delantal,
hoy te engrupe que es artista en el cine nacional.

Camouflage,
apariencias engañosas
que no dejan ver las cosas
como son en realidad.
Martingalas,
de tahúres de la vida
que escabullen la partida
con genial habilidad.
Camouflage,
emboscada traicionera
en donde cae cualquiera
con fatal ingenuidad.
Artimañas
que al nacer ya nacen muertas,
porque quedan descubiertas
con la luz de la verdad.

En el corso de la vida todo el año es carnaval.
Con careta de angelito disfrazado va el chacal,
el perdido de decente, el viejo de joven va,
el farrista de hombre serio y el manguero de pashá.
El palmao las va de atleta con hombreras de algodón,
la viejita de pebeta con vestido bien cortón.
Y así va la caravana dedicándose a fingir
porque sabe que sin grupo no es posible ya vivir.

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Campana de plata
Música: Carlos Vicente Geroni Flores
Letra: Samuel Linnig
Campana
¡La furca y un grito!... El barrio que duerme...
Y sangra en su daga la luz de un farol...
Después tu silbido, maleva canyengue,
campana de plata del taita ladrón.

(coro)
Campana de plata del taita ladrón.

Campana
Decile a esa otra —¡la guacha!— si puede
seguirte en lo oscuro como lo hago yo...
Es mi alma, malevo, la que campanea
y "¡Guarda!" —te avisa—, "¡Cuidao, corazón!"

(coro)
Y "¡Guarda!" —te avisa—, "¡Cuidao, corazón!".

Campana
Malhaya la hembra que quiere robarme,
de puro envidiosa nomás, tu querer...
¡Más grandes mis besos los hizo tu daga
que puso, de un tajo, en mi boca un clavel...

(coro)
Que puso, de un tajo, en su boca un clavel...

Campana
Por la flor de sangre que abrió tu cuchillo
te juro, mi vida, la vas a pagar
con penitenciaria, con celos, con muerte...
¡Que a mí el sabalaje me ha visto llorar!

(coro)
¡Que a ella el sabalaje la ha visto llorar!

Campana
Campana de plata...
Por ser sangre de tu sangre
fue una campana de plata
para tí mi corazón...
Campana de plata...
¡Por esta cruz te lo jura
que sabrá hacerse pedazos
pa' cobrarse, malevo, tu traición!

¡La furca y un grito!... El barrio que duerme...
¡Y sangra en su daga la luz de un farol!...
Después tu silbido, maleva canyengue,
campana de plata del taita ladrón.
Decile a esa otra—¡la guacha!—si puede
seguirte en lo oscuro como lo hago yo...
Es mi alma, malevo, la que campanea
y "¡Guarda!” —te avisa—, "¡ Cuidao, corazón!"

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Canaro en París
Música: Alejandro Scarpino / Juan Caldarella
Letra: José Scarpino
Dejaste esta tierra
de preciosas campiñas
los dorados trigales
que brillan bajo el sol.
El pingo y la guitarra
que vos tanto querías
parece que dirían:
qué ingrato corazón.

No te acuerdas, china, de tu rancho
tu madrecita que allí vivía;
te pasaste muchos días
juntito a ella y con amor; luego después
te marchaste sin decir nada,
ella de tristezas está
consumiéndose de a poco; y tal vez se enfermará.

Te fuiste de aquí
y con dolor has de llorar, mujer,
ingrato París
has robado a mi querer
tus luces serán
su perdición; y en el bullicio del champán
la ingrata olvidará
que aquí con gran dolor, lloramos por su mal.

En mi pecho dejaste una herida
que jamás podrá cicatrizarse,
te olvidaste que yo un día
en mis brazos te estreché con loco amor
y aquí en la sombra de tu rancho
donde me juraste amor eterno
nunca yo podré olvidar
y en silencio he de llevarte, grabada en mi corazón.

Volvé, china a mis pagos
que cuando el sol asoma
es bella la alborada
cargada de arrebol;
y el campo color de oro
nos muestra, china mía,
esta tierra querida
que es todo mi corazón.

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Canchero
Música: Arturo De Bassi
Letra: Celedonio Flores
Para el record de mi vida sos una fácil carrera
que yo me animo a ganarte sin emoción ni final.
Te lo bato pa' que entiendas en esta jerga burrera
que vos sos una "potranca" para una "penca cuadrera"
y yo -¡che, vieja!- ya he sido relojiao pa'l Nacional...

Vos sabés que de purrete tuve pinta de ligero.
¡Era audaz, tenía clase, era guapo y seguidor!
Por la sangre de mi viejo salí bastante barrero
y en esa biaba de barrio figuré siempre primero
ganando muchos finales a fuerza de corazón.

El cariño de una mina que me llevaba doblao
en malicia y experiencia me sacó de perdedor.
Pero cuando estuve en peso y a la monta acostumbrado,
¡que te bata la percanta el juego que se le dio!

Ya, después, en la carpeta, empecé a probar fortuna
y muchas veces la suerte me fue amistosa y cordial...
Otras veces salí seco a chamuyar con la luna,
por las calles solitarias del sensiblero arrabal...

Me hice de aguante en la timba y corrido en la milonga,
desconfiao en la carpeta, lo mismo que en el amor...
Yo he visto venirse al suelo sin que nadie lo disponga
cien castillos de ilusiones, por una causa mistonga
y he visto llorar a guapos por mujeres como vos.

Ya ves, que por ese lado vas muerta con tu espamento...
Yo no quiero amor de besos, yo quiero amor de amistad.
Nada de palabras dulces, nada de mimos ni cuentos:
yo quiero una compañera pa'batirle lo que siento
y una mujer que aconseje con criterio y con bondad.

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Canción de cuna
Música: José María Rizzuti
Letra: José Diez Gómez
En el sendero del triste hospicio
alguien cantaba con suave voz,
la tierna frase de madrecita
que al niño arrulla con dulce amor.
Casi una niña, la pobre loca
un trapo viejo su mano alzó,
y entre sus brazos lo acariciaba
mientras cantaba esta canción:

Arrorró mi niño, arrorró mi sol,
soy tu madrecita y tu eres mi Dios.
Tu padre fue malo y te abandonó,
quizá vuelva un día, pero sin amor.
Arrorró mi niño, arrorró mi sol.

Llegué hasta aquella pobre muchacha
y al verme cerca, calló su voz,
y apretujando esos harapos,
"¿Verdad que es lindo?" me preguntó.
Y el drama intenso de aquella madre
que por su hijito loca quedó
vive en mi mente y a todas horas
siento en mi oído esta canción.

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Canción desesperada
Música: Enrique Santos Discépolo
Letra: Enrique Santos Discépolo
¡Soy una canción desesperada...!
¡Hoja enloquecida en el turbión..!
Por tu amor, mi fe desorientada
se hundió, destrozando mi corazón.
Dentro de mí mismo me he perdido,
ciego de llorar una ilusión...
¡Soy una pregunta empecinada,
que grita su dolor y tu traición..!

¿Porqué
me enseñaron a amar,
si es volcar sin sentido
los sueños al mar?
Si el amor,
es un viejo enemigo
y enciende castigos
y enseña a llorar...
Yo pregunto: ¿porqué?
¡Sí!, ¿porqué me enseñaron a amar,
si al amarte mataba mi amor?
Burla atroz de dar todo por nada
y al fin de un adiós, despertar
¡llorando!...

¿Dónde estaba Dios cuando te fuiste?
¿Dónde estaba el sol que no te vio?
¿Cómo una mujer no entiende nunca
que un hombre da todo, dando su amor?
¿Quién les hace creer otros destinos?
¿Quién deshace así tanta ilusión?
¡Soy una canción desesperada
que grita su dolor y su traición...!

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Cantando
Música: Mercedes Simone
Letra: Mercedes Simone
Ya no tengo la dulzura de sus besos,
vago sola por el mundo, sin amor.
Otra boca más feliz será la dueña
de sus besos que eran toda mi pasión.

Hay momentos que no sé lo que me pasa,
tengo ganas de reír y de llorar.
Tengo celos, tengo miedo que no vuelva.
Y lo quiero, no lo puedo remediar.

Cantando yo le di mi corazón, mi amor,
y desde que se fue, yo canto mi dolor.
Cantando lo encontré, cantando lo perdí
Porque no sé llorar cantando he de morir.

Virgencita milagrosa, perdoname
si cantando esta canción que vive en mí
yo te pido que me traigas lo que es mío,
que tan pronto y sin motivo lo perdí.

Si es pecado querer tanto en esta vida
yo te pido, de rodillas, tu perdón.
Yo lo quiero tanto y tanto que me muero
si me faltan las caricias de su amor.

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Canzoneta
Música: Erma Suárez
Letra: Enrique Lary
La Boca... Callejón... Vuelta de Rocha...
Bodegón... Genaro y su acordeón...

Canzoneta, gris de ausencia,
cruel malón de penas viejas
escondidas en las sombras del figón.
Dolor de vida... ¡Oh mamma mia!...
Tengo blanca la cabeza,
y yo siempre en esta mesa
aferrado a la tristeza del alcohol.

Cuando escucho "Oh sole mio"
"Senza mamma e senza amore",
siento un frío acá en el cuore,
que me llena de ansiedad...
Será el alma de mi mamma,
que dejé cuando era niño.
¡Llora, llora, Oh sole mio;
yo también quiero llorar!

La Boca... Callejón... Vuelta de Rocha...
Ya se van Genaro y su acordeón...

¡De mi ropa, qué me importa
si me mancho con las copas
que derramo en mi frenético temblor!
Soñé a Tarento en mil regresos,
pero sigo aquí, en la Boca,
donde lloro mis congojas
con el alma triste, rota, sin perdón.

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Caprichosa
Música: Froilán Aguilar
Letra: Froilán Aguilar
(fado)
No sé por qué atenta escuchás,
portuguesa linda, mi canción de amor,
si después cuando te pido
que me des un beso, me respondes: ¡no!...
¡Ay de mí! ¡Siempre así!...
Deja de ser caprichosa,
portuguesa y dame de una vez el sí...

En Portugal tengo un nido
hasta ahora abandonado
donde, si escucha el oído
siempre oirás cantar un fado.
Si tú quieres portuguesa,
vamos junto para allá
y abrazados sentiremos
la canción de Portugal.

(Tarareo)

Decídete, portuguesa,
que el tiempo se marcha para no volver...
El nidito nos espera
y hasta que me muera yo te he de querer.
¡Ay de mí! ¡Siempre así!...
Deja de ser caprichosa,
portuguesa y dame de una vez el sí...

arriba
Cara Sucia
Música: Francisco Canaro
Letra: Francisco Canaro
Cara sucia, cara sucia, cara sucia,
te has venido con la cara sin lavar,
esa cara tan bonita y picarona
que refleja una pasión angelical.
Si tu cara fuera espejo de tu alma
siempre sucia la debías de llevar
y mis labios tuvieron que ser la fuente
donde tu cara se tendría que lavar.

Andá a lavarte la cara
en la fuente del amor
y que el brillo de tus ojos
igualen siempre a tus labios rojos.
Andá a lavarte la cara
que deslumbra como el sol.
Y hasta el mismo San Antonio pecaría,
cara sucia, cara sucia,
confesándote su amor.

Por tu audacia y tu figura de pillete,
por tu modo coquetón de caminar,
por tu raza de traviesa pispireta,
por tu modo malicioso de mirar,
por tu rubia ensortijada cabellera,
por tu modo encantador de conversar,
es motivo para que todos los mozos
"cara sucia", te critiquen al pasar.
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Carillón de La Merced
Música: Enrique Santos Discépolo
Letra: Enrique Santos Discépolo / Alfredo Le Pera
Yo no sé por qué extraña
razón te encontré,
Carrillón de Santiago
que está en la Merced,
con tu voz inmutable,
la voz de mi andar,
de viajero incurable
que quiere olvidar.

Milagro peregrino
que un llanto combinó.
Tu canto, como yo,
se cansa de vivir
y rueda sin saber
dónde morir...

Penetraste el secreto
de mi corazón,
porque oyendo tu son
la nombré sin querer.
Y es así como hoy sabes
quién era y quién fue,
¡la que busco llorando
y... que no encontraré!

Mi vieja confidencia
te dejo, Carillón.
Se queda en un tañir,
y al volver a partir
me llevo tu emoción
como un adiós.

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Carnaval
Música: Anselmo Aieta
Letra: Francisco García Jiménez
¿Sos vos, pebeta? ¿Sos vos? ¿Cómo te va?
¿Estás de baile? ¿Con quién? ¡Con un bacán!
¡Tan bien vestida, das el golpe!...
Te lo digo de verdad...
¿Habré cambiado que vos, ni me mirás,
y sin decirme adiós, ya vas a entrar?
No te apresures.
Mientras paga el auto tu bacán,
yo te diré:

¿Dónde vas con mantón de Manila,
dónde vas con tan lindo disfraz?
Nada menos que a un baile lujoso
donde cuesta la entrada un platal...
¡Qué progresos has hecho, pebeta!
Te cambiaste por seda el percal...
Disfrazada de rica estás papa,
lo mejor que yo vi en Carnaval.

La vida rueda... También rodaste vos.
Yo soy el mismo que ayer era tu amor.
Muy poca cosa: un buen muchacho,
menos plata que ilusión.
Y aquí en la puerta, cansado de vagar,
las mascaritas al baile miro entrar.
Vos entrás también
y la bienvenida, a media voz,
yo te daré.

Divertite, gentil Colombina,
con tu serio y platudo Arlequín.
Comprador del cariño y la risa,
con su bolsa que no tiene fin.
Coqueteá con tu traje de rica
que no pudo ofrecerte Pierrot,
que el disfraz sólo dura una noche,
pues lo queman los rayos del sol.

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Cascabelito
Música: José Bohr
Letra: Juan Andrés Caruso
Entre la loca alegría
volvamos a darnos cita
misteriosa mascarita
de aquel loco Carnaval.
Donde estás Cascabelito,
mascarita pizpireta,
tan bonita y tan coqueta
con tu risa de cristal.

Cascabel, Cascabelito;
ríe, ríe y no llores
que tu risa juvenil
tenga perfumes de tus amores.
Cascabel, Cascabelito;
ríe, no tengas cuidado
que aunque no estoy a tu lado
te llevo en mi corazón.

Mascarita misteriosa,
por tener mi alma suspensa
me ofreciste en recompensa
tu boca como un clavel.
Y cuando nos despedimos
llenos de dulce embeleso,
el ruido de nuestro beso
lo apagó tu cascabel.

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Caserón de tejas
Música: Sebastián Piana
Letra: Cátulo Castillo
(vals)
¡Barrio de Belgrano!
¡Caserón de tejas!
¿Te acordás, hermana,
de las tibias noches
sobre la vereda?
¿Cuando un tren cercano
nos dejaba viejas,
raras añoranzas
bajo la templanza
suave del rosal?

¡Todo fue tan simple!
¡Claro como el cielo!
¡Bueno como el cuento
que en las dulces siestas
nos contó el abuelo!
Cuando en el pianito
de la sala oscura
sangraba la pura
ternura de un vals.

¡Revivió! ¡Revivió!
En las voces dormidas del piano,
y al conjuro sutil de tu mano
el faldón del abuelo vendrá...
¡Llamalo! ¡Llamalo!
Viviremos el cuento lejano
que en aquel caserón de Belgrano
venciendo al arcano nos llama mamá...

¡Barrio de Belgrano!
¡Caserón de tejas!
¿Dónde está el aljibe,
dónde están tus patios,
dónde están tus rejas?
Volverás al piano,
mi hermanita vieja,
y en las melodías
vivirán los días
claros del hogar.

Tu sonrisa, hermana,
cobijó mi duelo,
y como en el cuento
que en las dulces siestas
nos contó el abuelo,
tornará el pianito
de la sala oscura
a sangrar la pura
ternura del vals...

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