Letras de tango
Charlemos
Música: Luis Rubistein
Letra: Luis Rubistein
¿Belgrano sesenta once?
Quisiera hablar con Renée...
¿No vive allí?... No, no corte...
¿Podría hablar con usted?
No cuelgue... La tarde es triste.
Me siento sentimental.
Renée ya sé que no existe...
Charlemos... Usted es igual...

Charlando soy feliz...
La vida es breve...
Soñemos en la gris
tarde que llueve.
Hablemos de un amor...
Seremos ella y él
y con su voz
mi angustia cruel
será más leve...
Charlemos, nada más.
Soy el cautivo
de un sueño tan fugaz
que ni lo vivo.
Charlemos, nada más,
que aquí, en mi corazón,
oyéndola siento latir
otra emoción...

¿Qué dice? ¿Tratar de vernos?
Sigamos con la ilusión...
Hablemos sin conocernos
corazón a corazón...
No puedo... No puedo verla...
Es doloroso, lo sé...
¡Cómo quisiera quererla!
Soy ciego... Perdóneme. . .

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Chau... no va más!
Música: Virgilio Expósito
Letra: Homero Expósito
¡Chau, no va más!...
Es la ley de la vida devenir,
¡Chau, no va más!...
Ya gastamos las balas y el fusil.
Te enseñé como tiembla la piel
cuando nace el amor,
y otra vez lo aprendí;
pero nadie vivió sin matar,
sin cortar una flor,
perfumarse y seguir...

Vivir es cambiar...
¡dale paso al progreso que es fatal!
¡Chau, no va más!...
Simplemente, la vida seguirá.
¡Qué bronca sentir todavía el ayer
y dejarte partir sin llorar!
Si te pude comprar un bebé,
acuñar otra vida y cantar...
¡qué bronca saber que me dejo robar
un futuro que yo no perdí!
Pero nada regresa al ayer,
¡tenés que seguir!...

"Tomálo con calma... Esto es dialéctica
pura, ¡te volverá a pasar tantas veces en
la vida!
Yo decía... ¿te acordás?"

"-Empezar a pintar todos los días
sobre el paisaje muerto del pasado
y lograr cada vez que necesite
nueva música, nueva, en nuevo piano..."
"Vos no podés elegir el piano, crear la
música de una nueva vida y vivirla intensamente
hasta equivocarte otra vez, y luego volver a empezar
y volver a equivocarte, pero siempre vivir... ¡vivir
intensamente!, porque ¿sabés qué es vivir?..."

Vivir es cambiar,
en cualquier foto vieja lo verás.
¡Chau, no va más!...
Dale un tiro al pasado y empezá,
si lo nuestro no fue ni ganar ni perder,
¡fue tan solo la vida, no más!

Y el intento de un casi bebé
debe siempre volverse a intentar.
Sé que es duro matar
por la espalda el amor
sin tener otra piel donde ir...
Pero, ¡dale, la vida está en flor!
¡Tenés que seguir!

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Che Bartolo
Música: Rodolfo Sciammarella
Letra: Enrique Cadícamo
Gran vivillo de aspamento, malandrín de meta y ponga
atajate este ponchazo que te voy a sacudir,
no es que quiera deschavarte por cantar una milonga
si no porque con tus brillos vos no me vas a engrupir.
Che, bacán de rango mishio, te diré que algo me alegra,
relojearte entre la mersa que la va de Tabarís.
A vos te llaman los giles el marqués de Boccanegra
como a mi me baten "Chorro", "El herrero" o "El perdiz".

Che, Bartolo...
batí si te has vuelto colo
pa' quererte disfrazar.
Boccanegra...
hay que ver cuál es la suegra
que a vos te podrá aguantar.
Vos de negro,
tenés sólo tu prontuario
que no sé cómo escondés.
Che, Bartolo...
como reo yo te pido
que dejés el apellido
de aquel noble genovés.

Si el monóculo insolente te da un aire bacanejo
y ese empilche tan debute te barniza de marqués,
no la va del mismo modo el curdela de tu viejo
que entre gente de boliche va arrastrando su vejez.
Yo no sé con qué ganzúa has abierto ese agujero
que los reos de mi rango le llamamos "sociedad",
pa' mi que te equivocaste, la de "negros candomberos"
es la socieda' indicada donde podés alternar.

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Che bandoneón!
Música: Aníbal Troilo
Letra: Homero Manzi
El duende de tu son, che bandoneón,
se apiada del dolor de los demás,
y al estrujar tu fueye dormilón
se arrima al corazón que sufre más.
Estercita y Mimí como Ninón,
dejando sus destinos de percal
vistieron al final mortajas de rayón,
al eco funeral de tu canción.

Bandoneón,
hoy es noche de fandango
y puedo confesarte la verdad,
copa a copa, pena a pena, tango a tango,
embalado en la locura
del alcohol y la amargura.
Bandoneón,
para qué nombrarla tanto,
no ves que está de olvido el corazón
y ella vuelve noche a noche como un canto
en las gotas de tu llanto,
¡che bandoneón!

Tu canto es el amor que no se dio
y el cielo que soñamos una vez,
y el fraternal amigo que se hundió
cinchando en la tormenta de un querer.
Y esas ganas tremendas de llorar
que a veces nos inundan sin razón,
y el trago de licor que obliga a recordar
si el alma está en "orsai", che bandoneón.

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Che papusa oí!
Música: Gerardo Matos Rodríguez
Letra: Enrique Cadícamo
Muñeca, muñequita que hablás con zeta
y que con gracia posta batís mishé;
que con tus aspavientos de pandereta
sos la milonguerita de más chiqué;
trajeada de bacana, bailás con corte
y por raro snobismo tomás prissé,
y que en auto camba, de sur a norte,
paseás como una dama de gran cachet.

Che papusa, oí
los acordes melodiosos que modula el bandoneón;
Che papusa, oí
los latidos angustiosos de tu pobre corazón;
Che papusa, oí
cómo surgen de este tango los pasajes de tu ayer...
Si entre el lujo del ambiente
hoy te arrastra la corriente,
mañana te quiero ver...

Milonguerita linda, papusa y breva,
con ojos picarescos de pippermint,
de parla afranchutada, pinta maleva
y boca pecadora color carmín,
engrupen tus alhajas en la milonga
con regio faroleo brillanteril
y al bailar esos tangos de meta y ponga
volvés otario al vivo y al reo gil.

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Chiquilín de Bachín
Música: Astor Piazzolla
Letra: Horacio Ferrer
(vals)
Por las noches, cara sucia
de angelito con bluyín,
vende rosas por las mesas
del boliche de Bachín.

Si la luna brilla
sobre la parrilla,
come luna y pan de hollín.

Cada día en su tristeza
que no quiere amanecer,
lo madruga un seis de enero
con la estrella del revés,
y tres reyes gatos
roban sus zapatos,
uno izquierdo y el otro ¡también!

Chiquilín,
dame un ramo de voz,
así salgo a vender
mis vergüenzas en flor.
Baleáme con tres rosas
que duelan a cuenta
del hambre que no te entendí,
Chiquilín.

Cuando el sol pone a los pibes
delantales de aprender,
él aprende cuánto cero
le quedaba por saber.
Y a su madre mira,
yira que te yira,
pero no la quiere ver.

Cada aurora, en la basura,
con un pan y un tallarín,
se fabrica un barrilete
para irse ¡y sigue aquí!
Es un hombre extraño,
niño de mil años,
que por dentro le enreda el piolín.

Chiquilín,
dame un ramo de voz,
así salgo a vender
mis vergüenzas en flor.
Baleáme con tres rosas
que duelan a cuenta
del hambre que no te entendí,
Chiquilín.

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Chiqué
Música: Ricardo Luis Brignolo
Letra: Ricardo Luis Brignolo
Ya me estoy poniendo mal
de verte así
con las pilchas tan de bute
y ese berretín
que un gil de mucho vento te compró
para tenerte a su lado.
Si supiera que mañana te fugás
para la vieja querencia,
aquel bulín donde los viejos recuerdos
y alegrías que vivistes
te hicieron tan feliz.

Recuerdo que eras más linda
que una guinda
y un pelpa de cien,
y venías paseando tarde a tarde
con una piel de zorro
y un encantador vaivén...
Y la barra de muchachitos
te acechaba por doquier...
Te batían muchas cosas
que te dije yo también.

Y hoy que el tiempo aquel ya se ha fugado
y sin grupo te amaré,
porque manyo como te has portado
y conmigo nunca empleastes un chiqué.
Es por eso que te he respondido
en todas las rachas de la vida…
Mi encantito, mi piba querida,
soy de línea, soy de línea yo también.

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Chola
Música: Antonio Polito
Letra: Enrique Maroni
Ha muerto ya mi amor, la fe perdida está,
sin nada te quedaste ¡pobre corazón!
Tu nombre para mí no tiene ya
ventura ni alegría, ni sombra de ilusión.
La vida te brindé, la vida y mucho más,
y como te has burlado de mi hondo querer,
por qué serás así, decí por qué
te fuiste de mi lado si tanto yo te amé.

Chola...
hasta las sombras
me susurran al pasar,
tu dulce nombre
grato para mi alma,
que siempre recordará
llena de encanto.
Chola...
llena de dichas,
aquella noche feliz,
que me juraste
siempre quererme tanto,
que sin mí nunca jamás
podrías vivir.

El tiempo pasará y de nosotros dos
apenas un recuerdo en el mundo habrá.
Tú fuiste para mí igual que Dios
y yo nunca fui nada, mi vida, para vos.
Pero si un día al fin llegaras a alcanzar
la realidad que sueñas tan solo tu ilusión,
no olvides de que yo todo te di,
no olvides que te quise con todo el corazón.

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Chorra
Música: Enrique Santos Discépolo
Letra: Enrique Santos Discépolo
Por ser bueno,
me pusiste a la miseria,
me dejaste en la palmera,
me afanaste hasta el color.
En seis meses
me comiste el mercadito,
la casiya de la feria,
la ganchera, el mostrador...
¡Chorra!...
Me robaste hasta el amor...
Ahura,
tanto me asusta una mina,
que si en la calle me afila
me pongo al lao del botón.

¡Lo que más bronca me da,
es haber sido tan gil!

Si hace un mes me desayuno
con lo qu' he sabido ayer,
no er'a mí que me cachaban
tus rebusques de mujer...
Hoy me entero que tu mama
"noble viuda de un guerrero",
¡es la chorra de más fama
que ha pisao la treinta y tres!
Y he sabido que el "guerrero"
que murió lleno de honor,
ni murió ni fue guerrero
como m'engrupiste vos.
¡Está en cana prontuariado
como agente 'e la camorra,
profesor de cachiporra,
malandrín y estafador!

Entre todos
me pelaron con la cero,
tu silueta fue el anzuelo
donde yo me fui a ensartar.
Se tragaron
vos, "la viuda" y "el guerrero"
lo que me costó diez años
de paciencia y de yugar...

¡Chorros!
Vos, tu vieja y tu papá,
¡Guarda!
Cuidensé porque anda suelta,
si los cacha los da vuelta,
no les da tiempo a rajar.

¡Lo que más bronca me da,
es haber estao tan gil!

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Churrasca
Música: Francisco Lomuto
Letra: Francisco Lomuto
Pasé una noche
escribiendo una cartita
para explicarte, vidita,
mi querer;
frases bonitas
que hablaban con ternura
de tu atrayente figura,
tus encantos de mujer.
Pero no pude
terminar esa cartita
para poderte, vidita,
convencer;
y tantas cosas
en ella te decía
que al final ni yo entendía
y la tuve que romper.

¡Churrasca!...
¡Mi churrasquita!...
Yo no encuentro otra palabra
que mejor la puerta me abra
para expresarte mi amor.
Ahora que siento
que se abriga en mí un cariño
lo confieso, como un niño,
así, estoy.
¡Churrasca!...
¡Mi churrasquita!...
Entendé esta palabrita
que te dice tantas cosas...
y abrí tu corazón.

No ando con vueltas
y te hablo con franqueza:
temo perder la cabeza
y el valor.
Pasé las horas
consultando diccionarios,
libritos, epistolarios
y formularios de amor;
pero en ninguno
de esos libros con versitos
encontré mi amor escrito
con calor.
No hubo un poeta
que me diera un buen consejo...
Por eso, derecho viejo,
yo me haré entender mejor.

(Letra firmada con el seudónimo Pancho Laguna.)

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Cicatrices
Música: Adolfo Rafael Avilés
Letra: Enrique Maroni
Cicatrices
incurables de una herida
que me ha causado la vida
en su triste batallar.
Cicatrices
que ya no se cierran nunca
porque llevan siempre trunca
la esperanza de curar.

La quería eternamente
pero ella fue perjura
y llenó de honda amargura
y de pena mi ilusión.
Y es por eso que ahora vivo
siempre a golpes con la suerte
y sólo quiero la muerte
para mi angustiado y pobre corazón.

En la cara
también luzco con orgullo
un recuerdo que es muy tuyo
y que llevo por mi mal.
Un recuerdo
que me hicieron en tu nombre
cuando yo jugué como hombre
con la vida del rival.

Cicatrices imborrables
de un tormentoso pasado
que la suerte me ha brindado
y que nunca perderé.
Cicatrices de mi vida
que, aunque no tienen encanto,
yo las quiero tanto y tanto
que jamás, jamás ya nunca olvidaré.

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Cimarrón de ausencia
Música: Juan Larenza
Letra: Marsilio Robles
(milonga)
Cimarrón sos más amargo
que el amor que viste ausencia (bis)
y sos polvo de querencia,
que llevó el camino largo
en el pesado letargo
de mis soledades muertas,
tu savia es aroma incierta
de tristes evocaciones,
y es sangre que a borbotones
pierdo de una herida abierta.

Sos atrancao, por momentos,
como lágrima enredada (bis)
flor agreste, tierra arada,
tu sabor es pampa y viento.
Pero sos también lamento
en el sorbo de la agonía
y en esta tristeza mía
que derramas en la tea
cuando a mi pulso flaquea
un temblor de lejanía.

Sos vertiente de agua mansa
que va regando el potrero, (bis)
tu calor es sol de enero
y tu verde es esperanza.
Sos puñal, rebenque y lanza,
blandiendo en puños de gloria.
Gota amarga ‘e la memoria
del que perdió su querencia.
Y estás ensillado de ausencia
como el flete de mi historia.

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Claudinette
Música: Enrique Delfino
Letra: Julián Centeya
Ausencia de tus manos en mis manos,
distancia de tu voz que ya no está...
Mi buena Claudinette de un sueño vano,
perdida ya de mí, ¿dónde andarás?

La calle dio el encuentro insospechado,
la calle fue después quien te llevó...
Tus grandes ojos negros, afiebrados,
llenaron de tiniebla mi pobre corazón.

Medianoche parisina
en aquel café-concert,
como envuelta en la neblina
de una lluvia gris y fina
te vi desaparecer.

Me dejaste con la pena
de saber que te perdí,
mocosita dulce y buena
que me diste la condena
de no ser jamás feliz.

Mi sueño es un fracaso que te nombra
y espera tu presencia, corazón,
por el camino de una cita en sombra
en un país de luna y de farol.

Mi Claudinette pequeña y tan querida,
de blusa azul y la canción feliz,
definitivamente ya perdida,
me la negó la calle, la calle de París.

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Clavel del aire
Música: Juan de Dios Filiberto
Letra: Fernán Silva Valdés
Como el clavel del aire,
así era ella,
igual que la flor
prendida en mi corazón.
¡Oh, cuánto lloré
porque me dejó!
Como el clavel del aire,
así era ella,
igual que la flor.

En esta región,
igual que un ombú
solito y sin flor,
así era yo;
y presa del dolor
los años viví,
igual que un ombú
en esta región.

Y mi ramazón
secándose iba,
cuando ella una tarde
mi sombra buscó.
Un ave cantó
en mi ramazón,
y el árbol sin flores
tuvo su flor.

Mas un feliz viajero
—viajero maldito—
el pago cruzó;
en brazos de él se me fue
y yo me quedé
de nuevo sin flor.
El que cruzó fue el viento,
el viento pampero
que se la llevó.

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