Letras de tango
El Gordo triste
Música: Astor Piazzolla
Letra: Horacio Ferrer
Por su pinta poeta de gorrión con gomina,
por su voz que es un gato sobre ocultos platillos,
los enigmas del vino le acarician los ojos
y un dolor le perfuma la solapa y los astros.

Grita el águila taura que se posa en sus dedos
convocando a los hijos en la cresta del sueño:
¡a llorar como el viento, con las lágrimas altas!,
¡a cantar como el pueblo, por milonga y por llanto!

Del brazo de un arcángel y un malandra
se van con sus anteojos de dos charcos,
a ver por quién se afligen las glicinas,
Pichuco de los puentes en silencio.

Por gracia de morir todas las noches
jamás le viene justa muerte alguna,
jamás le quedan flojas las estrellas,
Pichuco de la misa en los mercados.

¿De qué Shakespeare lunfardo se ha escapado este hombre
que un fósforo ha visto la tormenta crecida,
que camina derecho por atriles torcidos,
que organiza glorietas para perros sin luna?

No habrá nunca un porteño tan baqueano del alba,
con sus árboles tristes que se caen de parado.
¿Quién repite esta raza, esta raza de uno,
pero, quién la repite con trabajos y todo?

Por una aristocracia arrabalera,
tan sólo ha sido flaco con él mismo.
También el tiempo es gordo, y no parece,
Pichuco de las manos como patios.

Y ahora que las aguas van más calmas
y adentro de su fueye cantan pibes,
recuerde y sueñe y viva, gordo lindo,
amado por nosotros. Por nosotros.

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El Morocho y el Oriental
Música: Ángel D'Agostino
Letra: Enrique Cadícamo
(milonga)
(Recitado)
Viejo café cincuentón
que por la Boca existía,
allá por Olavarría
esquina Almirante Brown.
Se estremeció de emoción
tu despacho de bebidas
con las milongas sentidas
de Gabino y de Cazón.

En tus mesas escucharon
los reseros de Tablada
provocativas payadas
que en cien duelos terminaron.

Histórico bodegón
del priorato y del Trinchieri,
donde una noche Cafieri
entró a copar la reunión.
Traía un dúo de cantores
y haciendo, orgulloso, punta
dijo: "Aquí traigo una yunta
que cantando hace primores".

(Recitado)
Y con acento cordial
fue diciendo medio chocho:

"Este mozo es el Morocho
y éste Pepe el Oriental".
Un aplauso general
al dúo fue saludando
y el Morocho iba templando
lo mismo que el Oriental.

(Recitado)
Templaron con alegría
sus instrumentos a fondo,
y el silencio era tan hondo
que ni las moscas se oían.

Y entre aplausos, vino y chopes,
y esta vuelta yo la pago,
iba corriendo el halago
tendido a todo galope.

(Recitado)
"A mi madre", "La pastora",
"El moro" y otras canciones
golpeaban los corazones
con voces conmovedoras.
Ah, café de aquel entonces
de la calle Olavarría,
donde de noche caía
allá por el año once...

De cuando yo, en mi arrabal,
de bravo tuve cartel.
Y el Morocho era Gardel
y Razzano el Oriental.

Música: Ángel D'Agostino
Letra: Enrique Cadícamo

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El Porteñito
Música: Ángel Villoldo
Letra: Ángel Villoldo
Soy hijo de Buenos Aires,
por apodo "El porteñito",
el criollo más compadrito
que en esta tierra nació.
Cuando un tango en la vigüela
rasguea algún compañero
no hay nadie en el mundo entero
que baile mejor que yo.

No hay ninguno que me iguale
para enamorar mujeres,
puro hablar de pareceres,
puro filo y nada más.
Y al hacerle la encarada
la fileo de cuerpo entero
asegurando el puchero
con el vento que dará.

Soy el terror del malevaje
cuando en un baile me meto,
porque a ninguno respeto
de los que hay en la reunión.
Y si alguno se retoba
y viene haciéndose el guapo
lo mando de un castañazo
a buscar quien lo engrupió.

Cuando el vento ya escasea
le formo un cuento a mi china
que es la paica más ladina
que pisó el barrio del sur.
Y como caído del cielo
entra el níquel al bolsillo
y al compás de un organillo
bailo el tango a su "salú".

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El Porteñito (Pesce)
Música: Ángel Villoldo
Letra: Carlos Pesce
Cuando se habla de esta época, compadre,
sabrán
del taco militar y del Massera.
Dirán
¡Ah, tiempos del ayer, quién los viviera!
¡Qué pintoresco fue Buenos Aires!
De los taitas de cambrona con trensilla
saldrán a relucir hazañas de guapeadas,
y de
las grelas de percal enfaroladas
se harán las mentas en la tierra en que nací.

He nacido en Buenos Aires
se me apoda el Porteñito,
no tolero los desaires
de matones y compadritos.
Sé florearme en el piropo
con las paicas más diqueras
y me gusta entrar al copo
del honor en la amistad.

En los bailes del Victoria,
El Tambito y lo de Laura,
me lucí entre los tauras
emulando al Cachafaz.
Mozo bravo y bailarin
tengo fama de trovero,
y en las noches de verbena
siempre salgo echando buena
con la reina del festín.

Del tranvía de caballos trotadores
y del
farol y el organito callejero
con fiel
imagen el recuerdo hablará un día
de estas lindezas que tanto quiero.
Y en la historia de esta era floreciente
verán
que Dios hizo el milagro de esta tierra
de paz
de amor y de trabajo, noblemente,
orgullo inmenso de mi criollo corazón.

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El Taita del Arrabal
Música: José Padilla
Letra: Manuel Romero / Luis Bayón Herrera
Era un malevo buen mozo
de melena recortada;
las minas le cortejaban
pero él las trataba mal.
Era altivo y le llamaban
el Taita del Arrabal.

Pero un día la milonga
lo arrastró para perderlo:
usó corbatita y cuello,
se emborrachó con pernot,
y hasta el tango arrabalero
a la francesa bailó.

La linda vida antigua
por otra abandonó
y cuando acordarse quiso
perdido se encontró.

Pobre Taita, muchas noches,
bien dopado de morfina,
atorraba en una esquina
campaniao por un botón.

Y el que antes daba envidia
ahora daba compasión.

Hasta que al salir de un baile,
después de una champagnada,
la mujer que acompañaba
con un taura se encontró.
Relucieron los bufosos
y el pobre Taita cayó.

Y así, una noche oscura,
tuvo un triste final
aquel a quien le llamaban
el Taita del Arrabal.

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El Tigre Millán
Música: Francisco Canaro
Letra: Francisco Canaro
Picao de viruela, bastante morocho,
encrespao el pelo lo mismo que mota
un hondo barbijo a su cara rota,
le daba un aspecto de taita matón.
De carácter hosco, bien fornido y fuerte
afrontó el peligro cual bravo titán,
jamás tuvo miedo ni aún ante la muerte
porque era muy hombre "El Tigre Millán"

Pobre Tigre que una noche en Puente Alsina
dos cobardes lo mataron a traición.
Era guapo, de esos guapos más temidos
que la punta desgarrante de un facón.
Mala suerte, pobre Tigre, siempre tuvo
en cuestiones de escolazos y de amor.
Pues no era bien parecido
y fatalmente metido
con la mujer que adoró,
nunca fue correspondido
y ella al fin lo traicionó.

Cuentan que una noche, bramó como fiera
en un entrevero, que hasta hoy se comenta.
Repartiendo hachazos, ¡era una tormenta!
Mostró su coraje venciendo a un malón.
¡Parece mentira, que hombres de tu laya
mueran siempre en manos de un ruin cobardón!
¡Hoy la muchachada, Tigre, te recuerda
y aquella culpable llora su traición.

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El desafío
Música: Rene Ruiz
Letra: Dualberto Marquez
Le corro con mi manchao
al alazán de Cirilo,
y no le pido ni un kilo,
como le dio al colorao.
Nicasio de abanderao
y como juez, Don Zenón
a correr desde el portón
hasta allí, hasta el esquinero,
y me juego hasta el apero
y empeño hasta mi facón.

No respeto, caballeros,
estado, pelo ni marca,
y al de la estancia 'e Las Arcas
le pueden bajar los cueros.
No me asustan parejeros
con tapa ni con trompeta
pués no es el primer sotreta
que aquí en la esquina 'e Las Latas
le hice revolear las patas
y también largar la jeta.

Aceptan y desensilla,
dejando sobre el apero
botas, facón y sombrero,
y hace vincha su golilla;
va de la cancha a la orilla
en vez de un rebenque dos
con la Fe puesta en su Dios
cual legítima Esperanza
pa' llegar a la balanza
a igualar sesenta y dos

Le tocó un rosillo moro
marca de Hilarión Contreras
que había ganao más carreras
que'l colorao sangre'e toro.
Lo montaba un mozo Floro
muy buen corredor campero
visteador y ventajero
pa'largar en la bandera
pues lo había quien le saliera
siempre picaba primero

El otro fue un mocetón
que se sintió desafiar
y que cargo pa'igualar
medio kilo 'e munición
lo rodeaban un montón
que hacian fuerza pa'su lado
y palmeaban al manchado
al par del andarivel
como si vieran en él
un triunfo ya descontado.

Y pa'que seguir narrando
lo que fue aquella carrera,
si cualquier hombre de afuera
ya lo estara calculando.
Anduvieron mañereando,
errar y errar la partida,
hasta que en una corrida
les bajó el abanderao
y el rocillo y en manchado
fueron una luz prendida.
Y se sintió: ¡Ya pegaron!
y la cosa jue pareja,
ni se sacaban la oreja
y los rebenques bajaron.
Y cuando al final pasaron
entre el público y rayero
entre aplausos y sombreros
que se agitaban de gozo,
el juez grito sentencioso:
¡Puesta nomás, caballeros!
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El día que me quieras
Música: Carlos Gardel
Letra: Alfredo Le Pera
(canción)
Acaricia mi ensueño
el suave murmullo de tu suspirar,
¡como ríe la vida
si tus ojos negros me quieren mirar!
Y si es mío el amparo
de tu risa leve que es como un cantar,
ella aquieta mi herida,
¡todo, todo se olvida..!

El día que me quieras
la rosas que engalana
se vestirá de fiesta
con su mejor color.
Al viento las campanas
dirán que ya eres mía
y locas las fontanas
me contarán tu amor.
La noche que me quieras
desde el azul del cielo,
las estrellas celosas
nos mirarán pasar
y un rayo misterioso
hará nido en tu pelo,
luciérnaga curiosa
que verá...¡que eres mi consuelo..!

Recitado:
El día que me quieras
no habrá más que armonías,
será clara la aurora
y alegre el manantial.
Traerá quieta la brisa
rumor de melodías
y nos darán las fuentes
su canto de cristal.
El día que me quieras
endulzará sus cuerdas
el pájaro cantor,
florecerá la vida,
no existirá el dolor...

La noche que me quieras
desde el azul del cielo,
las estrellas celosas
nos mirarán pasar
y un rayo misterioso
hará nido en tu pelo,
luciérnaga curiosa
que verá... ¡que eres mi consuelo!

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El encopao
Música: Osvaldo Pugliese
Letra: Enrique Dizeo
Me llaman El Encopao
los que no saben lo que me ha pasao
y me ven hecho un cualquiera...
¡Que digan lo que digan,
que ya no me hace mella!
Me llaman El Encopao
como si el que anda así pierde el honor
y no piensan que el que mata
su rabia entre unas copas
tiene su razón.

¡Total, qué le importa a ella
que viva como yo vivo!
Siempre metido en el boliche de esa esquina
que ha dejado de ser linda
por su olvido.
¡Total, qué le importa a ella
que viva como yo vivo!
Mareado de caña y de recuerdos, noche y día,
día y noche, por su vida
que es mi amor.

Me dicen El Encopao
y no es mentira que voy mal rumbeao...
¡Todo por una morocha
que me marcó una güeya
de penas y de sombras!
Me llaman El Encopao
pero conmigo nadie va a jugar
porque los hombres se encuentran
y entonces cara a cara
hay que corajear.

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El entrerriano (Expósito)
Música: Rosendo Mendizábal
Letra: Homero Expósito
Sabrán que soy el Entrerriano,
que soy
milonguero y provinciano,
que soy también
un poquito compadrito
y aguanto el tren
de los guapos con tajitos.
Y en el vaivén
de algún tango de fandango,
como el querer
voy metiéndome hasta el mango,
que pa'l baile y pa'l amor
sabrán que soy
siempre el mejor.

¿Ven, no ven lo que es bailar así,
llevándola juntito a mí
como apretando el corazón?...
¿Ven, no ven lo que es llevarse bien
en las cortadas del querer
y en la milonga del amor?...

Todo corazón para el amor
me dio la vida
y alguna herida
de vez en vez,
para saber lo peor.
Todo corazón para bailar
haciendo cortes
y al Sur y al Norte
sulen gritar
que el Entrerriano es el gotán.

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El esquinazo
Música: Ángel Villoldo
Letra: Carlos Pesce / Antonio Polito
Nada me importa de tu amor, golpeá nomás...
el corazón me dijo,
que tu amor fue una falsía,
aunque juraste y juraste que eras mía.
No llames más, no insistas más, yo te daré...
el libro del recuerdo,
para que guardes las flores del olvido
porque vos lo has querido
el esquinazo yo te doy.

Fue por tu culpa que he tomado otro camino
sin tino... Vida mía.
Jamás pensé que llegaría este momento
que siento,
la más terrible realidad...
Tu ingratitud me ha hecho sufrir un desencanto
si tanto... te quería.
Mas no te creas que por esto guardo encono
Perdono
tu más injusta falsedad.

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El firulete
Música: Mariano Mores
Letra: Rodolfo Taboada
(milonga)
¿Quién fue el raro bicho
que te ha dicho, che pebete
que pasó el tiempo del firulete?
Por más que ronquen
los merengues y las congas
siempre fue tiempo para milonga.
Vos dejá nomás que algún chabón
chamuye al cuete
y sacudile tu firulete,
que desde el cerebro al alma
la milonga lo bordó.
Es el compás criollo y se acabó.

Pero escuchá, fijate bien,
prestale mucha atención
y ahora batí si hay algo igual
a este compás compadrón.
Batí, por Dios, si este compás
repicadito y dulzón
te burbujea en la piel
y te hace mas querendón.
Pero escuchá... fijate bien,
prestale mucha atención.
Y ahora batí si este compás
no es un clavel reventón;
es el clavel, es el balcón,
es el percal, el arrabal,
el callejón, y es el loco firulete
de algún viejo metejón.

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El llorón
Música: Juan Maglio
Letra: Enrique Cadícamo
Yo... soy pa' el amor muy blando
y a la mujer pa' conquistarla
yo le hago ver de cuando en cuando
que hay que llorar pa' enamorarla...
Hoy... me dicen los muchachos:
"Qué hacés, llorón... que no se diga",
pero a mi qué... si el que más liga
yo bien sé que es el llorón...

(coro) Llorón...
(solo) No me preocupa lo que digan...
(coro) Llorón...
(solo) A veces llora el que más liga ..
(coro) Llorón...
(solo) La circunstancia es la que obliga
y siempre... siempre primero yo...
(coro) Llorón...
(solo) Yo pa' llorar soy un artista...
(coro) Llorón...
(solo) No hay una que se me resista...
y siempre... siempre primero yo...

Soy... el Picaflor del Norte,
m'e diplomao haciendo cortes.
Por diversión yo tallo y rompo
y pa' bailar soy como trompo...
A ninguna me le achico...
Les canto "Flor", me juego entero...
Soy pa'l amor "jarabe 'e pico"...
¡Hacerse a un lao... que paso yo!...

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El milagro
Música: Armando Pontier
Letra: Homero Expósito
Nos habían suicidado
los errores del pasado,
corazón...
y latías -rama seca-
como late en la muñeca
mi reloj.
Y gritábamos unidos
lo terrible del olvido sin razón,
con la muda voz del yeso,
sin la gracia de otro beso
ni la suerte de otro error.
Y anduvimos sin auroras
suicidados... pero ahora,
por milagro, regreso.

Y otra vez, corazón, te han herido...
Pero amar es vivir otra vez.
Y hoy he visto que en los árboles hay nidos
y noté que en mi ventana hay un clavel.
¡Para qué recordar las tristezas!
¡Presentir y dudar, para qué!
Si es amor, corazón, y regresa,
hay que darse el amor como ayer.

Sabes bien que mi locura
fue quererla sin mesura
ni control.
Y si al fin ella deseara
que te mate, te matara,
corazón.
Para qué gritar ahora
que la duda me devora.
¡Para qué,
si la tengo aquí a mi lado
y la quiero demasiado,
demasiado más que ayer!
Hoy nos ha resucitado
porque Dios sabe el pasado
y el milagro pudo ser.

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El motivo (Pobre paica)
Música: Juan Carlos Cobián
Letra: Pascual Contursi
Mina que fue en otro tiempo
la más papa milonguera
y en esas noches tangueras
fue la reina del festín.
Hoy no tiene pa' ponerse
ni zapatos ni vestidos,
anda enferma y el amigo
no aportó para el bulín.

Ya no tienen sus ojazos
esos fuertes resplandores
y en su cara los colores
se le ven palidecer.
Está enferma, sufre y llora
y manya con sentimiento
de que así, enferma y sin vento
más naide la va a querer.

Pobre paica que ha tenido
a la gente rechiflada
y supo con la mirada
conquistar una pasión.
Hoy no tiene quien se arrime
por cariño a su catrera.
¡Pobre paica arrabalera
que quedó sin corazón!

Y cuando de los bandoneones
se oyen las notas de un tango,
pobre florcita de fango
siente en su alma vibrar
las nostalgias de otros tiempos
de placeres y de amores,
¡hoy sólo son sinsabores
que la invitan a llorar!

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El patio de la Morocha
Música: Mariano Mores
Letra: Cátulo Castillo
Patio de la morocha que allá en el tiempo
tuvo frescor de sombras como el alero.
Sobre tu piso pobre ladrillos viejos,
junto a mi pecho triste sus ojos negros
diciendo adiós,
diciendo adiós ...

Con el recuerdo de este tango vuelvo a verla.
Con el recuerdo de este tango juguetón
que me habla de ella.
Tal vez el patio y el cedrón que me llamaba
y su carita de ilusión que se asomaba.
Y en el jirón de alguna
linda medialuna,
su cara bruna
que me miraba...

Feliz paisaje de vida
que duele como una herida.
Pobre retazo de sueño
que acaso no tenga dueño.
Si estaba el alma en pedazos,
cómo ingratos sus ojazos
cuanto más amor pidieron
se me fueron...

¡Muchacha criolla
del tiempo aquel!
Tango dulzón y orillero
que al corazón
le reprocha, cruel,
la ausencia de la morocha
y el viejo patio que quiero...

Sobre tu piso pobre,
ladrillos viejos.
Junto a mi pecho triste,
sus ojos negros
diciendo adiós,
diciendo adiós...

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El pañuelito
Música: Juan de Dios Filiberto
Letra: Gabino Coria Peñaloza
El pañuelito blanco
que te ofrecí,
bordado con mi pelo,
fue para ti;
lo has despreciado
y en llanto empapado
lo tengo ante mí.

Lejos cantaba un ave,
mi dulce bien,
cuando me abandonaste
no sé por quién,
y hasta el pañuelo
rodó por el suelo
de ver tu desdén.

Con este pañuelo sufrió el corazón,
con este pañuelo perdí una ilusión,
con este pañuelo llegó el día cruel
que tú me dejaste gimiendo con él.
el fiel pañuelito conmigo sufrió,
El fiel pañuelito conmigo quedó,
el fiel pañuelito conmigo ha de ir
el día que acabe mi lento sufrir.

Este pañuelito fue
compañero de dolor;
cuántas veces lo besé
por aquel perdido amor.
Bordado en él tu nombre está
y lo llevo siempre aquí
cuánta pena que me da
recordándome de ti.

La tarde estaba triste
cuando te vi
y cuando de tu boca
temblando oí
que no me amabas
y que te alejabas
por siempre de mí.

El noble pañuelito
en mi penar
ha sido confidente
de mi pesar
y acaso impida
que nunca en la vida
te pueda olvida.

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El penado catorce
Música: Agustín Magaldi / Pedro Noda
Letra: Carlos Pesce
En una celda oscura
del presidio lejano
el penado catorce
su vida terminó;
dicen los compañeros
que el pobre presidiario
murió haciendo señas
y nadie lo entendió.

En una noche fría
que el preso deliraba
su mueca tan extraña
dio mucho que pensar
y sin embargo, nadie,
de tantos carceleros,
se acercó a la celda
del que no pudo hablar.

Dejó una carta escrita,
con frases tan dolientes,
que un viejo presidiario
al leerla conmovió...
al mismo fratricida
con alma tenebrosa
que en toda su existencia
amor nunca sintió.

En la carta decía:
"Ruego al juez de turno,
que traigan a mi madre,
le pido por favor,
pues antes de morirme
quisiera darle un beso
en la arrugada frente
de mi primer amor".

Y en la celda sombría
del lejano presidio
su vida miserable
el penado entregó...
El último recuerdo,
el nombre de la madre,
y su acento tan triste
el viento lo llevó...

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El pescante
Música: Sebastián Piana
Letra: Homero Manzi
Yunta oscura trotando en la noche.
Latigazo de alarde burlón.
Compadreando de gris sobre el coche
por las piedras de Constitución.

En la zurda amarrada la rienda,
amansó al colorao redomón.
Y, como él, se amansaron cien prendas
bajo el freno de su pretensión.

¡Vamos!...
cargao con sombra y recuerdo.
¡Vamos!...
atravesando el pasado.
¡Vamos!...
al son de tu tranco lerdo
¡Vamos!...
camino al tiempo olvidado.
Vamos por viejas rutinas,
tal vez de una esquina
nos llame René.
Vamos que en sus aventuras
viví una locura
de amor y suissé.

Tungo flaco tranqueando en la tarde
sin aliento al chirlazo cansao.
Fracasado en su último alarde
bajo el sol de la calle Callao.

Despintado el alón del sombrero
ya ni silba la vieja canción,
pues no quedan ni amor ni viajeros
para el coche de su corazón.

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El que atrasó el reloj
Música: Guillermo Barbieri
Letra: Enrique Cadícamo
¡Che, Pepino,
levantate 'e la catrera,
que se ha roto la tijera
de cortar el bacalao.
¿Qué te has creído?
¿Qué dormís pa' que yo cinche?
¡Andá a buscar otro guinche
si tenés sueño pesao!
¡Guarda, que te cacha el porvenir!
¡Ojo, que hoy anda el vento a la rastra
y el que tiene guita, lastra,
y el que no, se hace faquir!

¿Querés que me deschave
y diga quién sos vos?
¡Vos sos, che, vagoneta,
el que atrasó el reloj!

¿Con qué herramienta te ganás la vida?
¿Con qué ventaja te ponés mi ropa?
¡Se me acabó el reparto e' salvavidas!
Cachá esta onda: ¡se acabó la sopa!
¡A ver si cobrás un poco impulso,
pa' que esta vida de ojo no se alargue!
¡Ya estoy en llanta de llevarte a pulso,
buscate un changador pa' que te cargue!

Si hasta creo
que naciste de un carozo...
¡Sos más frío que un bufoso!
¡Ya no te puedo aguantar!
En la sangre me pusiste una bombilla,
y hoy me serruchás la silla
cuando me quiero sentar.
¡De esta ya no te salva ni el gong!
¡Guarda, que se me pianta la fiera!
Levantate 'e la catrera,
que voy a quemar el colchón.

arriba
El quinielero
Música: Luis Cluzeau Mortet
Letra: Roberto Barboza
Ya no solo el verdulero
con su canto matinal,
que nos despierta ofreciendo,
su mercancía especial.
Hoy lo imita el quinielero
con su promesa temprana,
diciendo que hay "vento"fresco
tres veces a la semana.
En su pregón el vocero
dice con tono formal.

¡Quinielero!
Patrona, ¿quiere jugar?...
Hoy en Córdoba tenemos
y mañana en Tucumán,
y para desquite el viernes
se juega la nacional...
Yo tanto lo llevo al cráneo
redoblona o escalera,
apúntese un numerito
y verá como es primera.
Si usted me acierta, le juro
patrona, que va a cobrar,
porque mi capitalista
es ventudo y es bacán.

Un forastero del norte
se levantó un capital
(cuando salió el cero siete)
pucha que nos tuvo mal.
Y todavía hay gilastros
que nos tiran a embocar,
sabiendo que es juego noble
¡que es industria nacional!
Y si no embocan ¡qué importa!
Yo les digo la verdad...

¡Ilusiones!
y alguna vez realidá,
y por último el consuelo
de aquel refrán decidor:
"El que anda mal en el juego
no erra una en el amor..."

arriba
El rosal
Música: Gerardo Matos Rodríguez
Letra: Manuel Romero
(canción)
Al pie de un rosal florido
me hiciste tu juramento.
Al pie de un rosal florido
me hiciste tu juramento.
Pero el rosal se secó,
marchitado por el viento,
marchitado por el viento
y tu amor por el olvido.
Y con las notas
de mi canción
hoy por vos llora
mi corazón.

Fueron tus manos divinas
la causa de mis dolores.
Fueron tus manos divinas
la causa de mis dolores.
Pues del rosal de mi amor
vos te llevaste las flores,
vos te llevaste las flores
dejándome las espinas.

Y con las notas
de mi canción
hoy por vos llora
mi corazón.

arriba
El sol del veinticinco
Música: Santiago Rocca
Letra: Domingo Lombardi
(gato)
Ya el sol del veinticinco
viene asomando,
ya el sol del veinticinco
viene asomando
y su luz en el Plata
va reflejando,
y su luz en el Plata
va reflejando.

(recitado)
¿Oído? Ya lo anuncia la voz del cañón,
icemos a tope nuestro pabellón.

Y las campanas
mezclan sus alborotos
al de las dianas.

"¡Viva la Patria!" se oye
y el clamoreo,
"¡Viva la Patria!" se oye
y el clamoreo,
hace dentrar en la sangre
cierto hormigueo,
hace dentrar en la sangre
cierto hormigueo.

(recitado)
Al pueblo y al gauchaje
hace el entusiasmo temblar de coraje.

Y hasta parece
que la estatua 'e Belgrano
se estremeciese.

Al blanco y al celeste
de tu bandera,
al blanco y al celeste
de tu bandera,
contempló victoriosa
la cordillera,
contempló victoriosa
la cordillera.

(recitado)
A traerte laureles cruzaron los Andes
San Martín, Las Heras, Soler y otros grandes.

Y ya, paisanos,
fueron libres los pueblos
americanos.

arriba
El sueño del pibe
Música: Juan Puey
Letra: Reinaldo Yiso
Golpearon la puerta de la humilde casa,
la voz del cartero muy clara se oyó,
y el pibe corriendo con todas sus ansias
al perrito blanco sin querer pisó.

"Mamita, mamita" se acercó gritando;
la madre extrañada dejo el piletón
y el pibe le dijo riendo y llorando:
"El club me ha mandado hoy la citación."

Mamita querida,
ganaré dinero,
seré un Baldonedo,
un Martino, un Boyé;
dicen los muchachos
de Oeste Argentino
que tengo más tiro
que el gran Bernabé.
Vas a ver que lindo
cuando allá en la cancha
mis goles aplaudan;
seré un triunfador.
Jugaré en la quinta
después en primera,
yo sé que me espera
la consagración

Dormía el muchacho y tuvo esa noche
el sueño más lindo que pudo tener;
El estadio lleno, glorioso domingo
por fin en primera lo iban a ver.

Faltando un minuto están cero a cero;
tomó la pelota, sereno en su acción,
gambeteando a todos se enfrentó al arquero
y con fuerte tiro quebró el marcador.

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El taita
Música: Alfredo Eusebio Gobbi
Letra: Silverio Manco
Soy el taita de Barracas,
de aceitada melenita
y francesa planchadita
cuando me quiero lucir.
Si me topan me defiendo
con mi larga fariñela
y me lo dejo al parnela
como carne de embutir.

Y si se trata
de alguna mina,
la meneguina
me hago ligar.
Y si resiste
en aflojar,
con cachetiarla
me la va a dar.

Si tratan de convencerme
tiempo al ñudo perderán,
pues yo voy donde las dan
porque soy el más tigrero.
Soy amante de trifulcas
que me arman en los fondines,
pero son los meneguines
que me ponen altanero.

Se llama Elvira
la paica mía
y día a día
da lindo espor,
y yo me paso
calaveriando
y desechando
mi sinsabor.

Soy el taita más ladino,
fachinero y compadrito.
Soy el rubio Francisquito
de chambergo y un plastón.
Soy cantor y no reculo
ni me achico al más pesado,
porque siempre yo he peleado
con el tipo mas malón.

También he sido
un habitante
fiel y constante
de la prisión,
porque soy taita
de las camadas
y doy trompadas
a discreción.

Ni aunque venga una partida
de cincuenta chaferolas
con las negras cacerolas
y el machete a relucir
no me entrego si no dejo
unos cuantos pataleando,
y otros dejarlos zumbando
que por fuerza han de morir.

Yo de natura
soy muy nervioso
y laborioso
para escabiar.
Siendo de arriba
me gusta mucho.
Me tienen chucho
para peliar.

Si alguna vez en la calle
algún tipo me provoca,
le digo: Yo no soy Roca;
soy Francisquito el cantor.
Si quiere peliar conmigo
me lo llevo a la cortada
y le doy una trompada
de truco, retruco y flor.

Y si protesta,
con otro viento
todo el tormento
le hago pasar,
porque soy taita
de los morrudos
y a todos mudos
hago quedar.

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El tarta
Música: José María Rizzuti
Letra: Emilio Fresedo
Yo no tango tungo tengo,
yo me ca ca cachen diez empieza el lio;
es la luenga lunga lengua
que se hamaca, que se araca atranca digo.
Yo jamón, jamás la pata
nunca mato, nunca meto qu'embromar;
y pa' calma, colmo peso
paso el día sin hablar.

Yo lluvia, llave llevo treinta abriles sobre mí.
Soy pobre y muy enredo, pero honrado de verdad;
soy toro, no, soy tero, soy soltero y no soy gil,
y pronto vento y piba he de casar.
Por norma parlo poco porque peco por hablar;
la viaje, vieja dice que su hijita no es pa' mí,
que nato, nata, nota mi defecto mucho más
y al ñudo es forcejear nació pa' mí.

Tengo mecha, mucha cancha
y aún sin pleto, plato, plata voy en fija
si al casorio se me oponen.
Yo me escupo, yo me escapo con la chiva
con la chica digo y vale,
que si el vento que si el vento es pa' mi mal
de mi pucho, pecho sale
el amor que he de brindar.

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El torito
Música: Ángel Villoldo
Letra: Ángel Villoldo
Aquí tienen a El Torito,
el criollo más compadrito
que ha pisao la población.
Donde quiera me hago ver
cuando llega la ocasión.
Pa' la danza soy ladino,
y en cualquier baile argentino
donde yo me he presentao,
al mozo más bailarín
he dejao acobardao.

Cuando hago una sentadita
de aquéllas que yo sé hacer,
es el disloque, señores,
pues me tengo mucha fe.
Mi cuerpo es como un resorte
cuando me pongo a bailar,
y en todas partes el premio
a la fija sé ganar.

Yo tengo una morochita
que es muy pierna y comadrita
en el arte de bailar,
y tadavía no halló
quién la pueda aventajar.
Todo el mundo nos alaba
y somos la yunta brava
conocida por aquí,
y nadie se presentó
que nos pueda competir.

En los bailes nacionales
nadie nos puede igualar,
pues yo y mi prenda formamos
La pareja sin rival.
Lo mismo bailamos tango
que gato con relación,
la zamacueca, el cielito,
la huella y el pericón.

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El vals soñador
Música: Armando Pontier
Letra: Oscar Rubens
(vals)
Quién al oír los primeros compases del vals
no ha tenido intención de bailar.
Si hasta parece que el mundo en su eterno rodar
girará al compás de algún vals.
Si usted ha soñado en sus brazos poder estrechar
a esa rubia que encanta al mirar.
Juntos muy juntos los dos estarán
si siguen el ritmo del vals.

Soñar,
dejarse arrullar,
decir al oído palabras tan dulces
que invitan a amar.
Soñar,
siguiendo el compás,
cerrando los ojos
muy cerca las bocas el sueño del vals.
Sentir que nos aprisiona
un perfume de amor.
Que un ángel con voz de cielo
nos roba el adiós.
Soñar,
siguiendo el compás
que todo es distinto
si entrega su alma
al ritmo del vals.

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El viejo vals
Música: Charlo
Letra: José González Castillo
(vals)
Al lánguido compás
de un vals de Chopin,
mi amor te confesé
sin ver que más
llamaba tu interés aquel vals.
Por eso hoy mi canción
va a su mismo compás,
te llora como un bien
que ya jamás
verá mi corazón su vaivén.

Fue como un loco volar de falena
con giros y vueltas en torno al panal
que nos deslumbra y nos llena
de un dulce mareo sutil y fatal.
Juntos mi pecho y tu seno,
los dos corazones, latiendo a la par,
fijo, impasible y sereno
tu frío mirar.

Quién me diría que toda la gloria
de aquella gentil posesión,
era la efímera coda que al vals
se ponía mi loca ilusión.
Dócil tu mano en mi mano.
mi brazo oprimiendo tu talle liviano,
y en tanto mi acento muriendo
en el lento girar del valsear.

Falena de salón.
mi corazón también
sus alas de ilusión
quemó tenaz
girando en aquel vals de Chopin.
Borracho de pasión,
y ciego de querer,
se lanza a tu atracción
sin ver que más que un alma
en ti, mujer, hay un vals.

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El vinacho
Música: Julio Narrino
Letra: José Razzano
Nunca trates de fallar
las reglas del bebedor
y arrimado a un mostrador
yo te aconsejo muchacho:
Hay que prenderse al vinacho,
cuanto más tinto mejor.

Nunca discutas con nadie
por cuestiones de color:
Si sale un escabiador
diciéndote que es quebracho
vos prendétele al vinacho,
cuanto más tinto mejor.

Cuando andes medio punteao
porque acertaste un sport
y estés en un comedor
sea humilde o sea ricacho
vos prendétele al vinacho,
cuanto más tinto mejor.

El whisky es pa’ los ingleses
y el chateau para el "dotor"
pa’ las chicas el licor
y la grapa pal’ borracho
vos prendétele al vinacho,
cuanto más tinto mejor.

Dicen que el fernet es muy bueno
pal’ que siente algún dolor,
la cerveza pal’ calor,
leche fresca pal’ muchacho,
vos prendétele al vinacho,
cuanto más tinto mejor.

Y si andás entreverado
en los tientos del amor
y ves que una chica en flor
te da de su amor un cacho,
vos prendétele al vinacho,
cuanto más tinto mejor.

Si ves que en una payada
toma ginebra el cantor,
el comisario, el "dotor"
despreciala sin empacho
vos prendétele al vinacho,
cuanto más tinto mejor.

Cuando andés medio cansado
y no responda el motor,
falto de acelerador
porque ya no da el fortacho
vos prendétele al vinacho ,
cuanto más tinto mejor.
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El vino triste
Música: Juan D'Arienzo
Letra: Manuel Romero
Dicen los amigos que mi vino es triste,
que no tengo aguante ya para el licor,
que soy un maleta que ya no resiste
de la caña brava ni el macho sabor...
Y es que ya se ha muerto todo lo que existe
y entre copas quiero matar mi rencor...
Siempre estoy borracho desde que te fuiste,
siempre estoy borracho... pero es de dolor...

Amigos,
a todos pido perdón
si amargado y tristón
lagrimeando me ven...
Quiero domar mi emoción
pero aflojo también
como todo varón.

Amigos,
cuando se tiene un pesar
dentro del corazón,
no se puede evitar
que el vino se vuelva pesado
y llorón
como el triste
aletear de mi canción.

Dicen los amigos que no soy el mismo,
que hoy en cuanto bebo me da por no hablar,
por arrinconarme con mi pesimismo
y que hace ya tiempo no me oyen cantar...
Y no saben ellos que no es la bebida
sino que me faltan el aire y la luz,
que en el alma llevo sangrando una herida
y voy por la vida cargando mi cruz...

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El último café
Música: Héctor Stamponi
Letra: Cátulo Castillo
Llega tu recuerdo en torbellino,
vuelve en el otoño a atardecer
miro la garúa, y mientras miro,
gira la cuchara de café.

Del último café
que tus labios con frío,
pidieron esa vez
con la voz de un suspiro.

Recuerdo tu desdén,
te evoco sin razón,
te escucho sin que estés.
"Lo nuestro terminó",
dijiste en un adiós
de azúcar y de hiel...

¡Lo mismo que el café,
que el amor, que el olvido!
Que el vértigo final
de un rencor sin porqué...

Y allí, con tu impiedad,
me vi morir de pie,
medí tu vanidad
y entonces comprendí mi soledad
sin para qué...

Llovía y te ofrecí, ¡el último café!

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El último farol
Música: Aníbal Troilo
Letra: Cátulo Castillo
Lo vi lucero... y lo pensé crecido...
Fue la llama feliz que nos llamaba.
Se dio en la calle un paredón de olvido
se dio en la noche un corazón de ochava

Soñaba, ayer, la espera del silbido,
y ayer, no más, pintaba de arrebol,
con el grito total del alarido
la soledad del último farol.

¡Farol!...
Dolió tu llama fraternal
igual
a la tristeza del alcohol...

Señal
en la querella de la esquina
y en la pena que adoquina
tu dolor sin dejar huella...

Tan alta la ciudad
que nos dejó sin sol,
que nos tapó la estrella
del último farol.

Dobló la esquina del amor dolido
tras el salto mortal de la billarda.
Yo esperé tanto la verdad que tarda
ni me di cuenta que ya estaba herido.

Me dijo: Adiós... adiós... ya sin sonido,
su corazón de luna y caracol...
Por la calle sin fin que va al olvido
se fue llorando el último farol...

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El último organito
Música: Acho Manzi
Letra: Homero Manzi
Las ruedas embarradas del último organito
vendrán desde la tarde buscando el arrabal,
con un caballo flaco y un rengo y un monito
y un coro de muchachas vestidas de percal.

Con pasos apagados elegirá la esquina
donde se mezclan luces de luna y almacén
para que bailen valses detrás de la hornacina
la pálida marquesa y el pálido marqués.

El último organito irá de puerta en puerta
hasta encontrar la casa de la vecina muerta,
de la vecina aquella que se cansó de amar;
y allí molerá tangos para que llore el ciego,
el ciego inconsolable del verso de Carriego,
que fuma, fuma y fuma sentado en el umbral.

Tendrá una caja blanca el último organito
y el asma del otoño sacudirá su son,
y adornarán sus tablas cabezas de angelitos
y el eco de su piano será como un adiós.

Saludarán su ausencia las novias encerradas
abriendo las persianas detrás de su canción,
y el último organito se perderá en la nada
y el alma del suburbio se quedará sin voz.

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