Letras de tango
El Caburé
Música: Arturo De Bassi
Letra: Roberto Lino Cayol
A mi me llaman El Caburé
porque soy
un tipo que me hago temer
donde voy
y a más yo tengo la virtud
de poder amar
la palomita más gentil
que quiera amar.

Por eso me han de ver salir
con afán
en cuanto empieza a anochecer
sin temor
y al extender mis anchas alas
hago galas de un sentido amor.

Cuando mi canción entono
no hay mujer
que pueda retener
el ansia de querer amar
sin que la presa
pueda escapar,
pues con mirarla,
nada más,
la encanto
con sagaz empeño
de aspirar su amor,
como quien busca
en los jardines de la vida
la más perfumada flor.
Todos envidian
las virtudes
de mi fe
y las mujeres
tiemblan de miedo
apenas oyen
conversar
del Caburé.

Es en vano que me impidan
dragonear
a la que ha de pagar
el fuego de mi gran
pasión
de mi canción.
Y si algún malo
se ha de dar
el dique
de afrontar
a fuerza mi invencible fe,
toda la vida,
yo, le juro, ha de acordarse
de quien es El Caburé.

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El Caburé (Waiss)
Música: Arturo De Bassi
Letra: Carlos Waiss
Me llaman El Caburé
porque soy
el milonguero más mentado
donde voy
con un requiebro y en un corte
bien compadrón
hago aflojar a cualquier mina
su corazón

Donde voy me baten
El Caburé.
Donde he tallado como taura
quedé.
Y del "Tambito" a lo de "Hansen"
En cien lances mi cartel
jugé.

¿Dónde van flores del barrio
que ya ni miran
para la esquina de mi ilusión?

Usted es un mozo
muy pretencioso.

Adiós paloma,
por esos ojos
cuantos antojos
daría yo.

Adiós, adiós,
tiene dueño mi corazón.

Me dicen El Caburé
porque yo
soy carta brava cuando copo
un amor.
De sur a norte no ha quedado
ni un corazón,
que no aflojase por la pinta
de este varón.

Bailarín y picaflor
sólo yo
saqué viruta bailando
en el salón.
Soy buen hermano
y buen amigo
si en un trance juego
el corazón

Quien pudiera ser florero
para que lo adornen
con ese ramo tan seductor.

Usted es un mozo
muy pretencioso.

Me voy al mazo
por sus ojazos
y esa boquita
que Dios le dio.
Es por usted
que se juega entero El Caburé.

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El Cachafaz
Música: Manuel Aróztegui
Letra: Ángel Villoldo
El cachafaz es un tipo
de vestir muy elegante
y en su presencia arrogante
se destaca un gran señor.
El cachafaz, donde quiera,
lo han de encontrar muy tranquilo
y si saca algún filo
se convierte en picaflor.

El cachafaz, bien lo saben,
que es famoso bailarín
y anda en busca de un festín
para así, florearse más.
El cachafaz cae a un baile
recelan los prometidos,
y tiemblan los maridos
cuando cae el cachafaz.

El cachafaz, cuando cae a un bailecito
se larga; pero muy de parada
y no respeta ni a casada;
y si es soltera, mejor.
Con mil promesas de ternura
les oferta, como todos, un mundo de grandezas
y nadie sabe que la pieza no ha pagado
y anda en busca afligido, el acreedor.

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El Conventillo
Música: Edmundo Rivero (?)
Letra: Edmundo Rivero (?)
Yo nací en un conventillo
de la calle Olavarría,
y me acunó la armonía
de un concierto de cuchillos.
Viejos patios de ladrillos
donde quedaron grabadas
sensacionales payadas,
y al final del contrapunto
amasijaban un punto
pa' amenizar la velada.

Cuando quise alzar el vuelo
pianté del barro al asfalto.
Pretendí volar tan alto
que casi me vengo al suelo.
Como el zorro perdí el pelo
pero agarré la manía
de elogiar la gilería,
y al primer punto voliao,
con algun fato estudiao,
dejarlo en Pampa y la vía.

Una vez un tal Loyola
me embrocó en un guay fulero,
batida, bronca, taquero,
celular, biaba y gayola.
Di concierto de pianola
manyando minga 'e solfeo,
y aunque me llaman "el feo"
colgué mi fotografía
donde esta la galería
de los ases del choreo.

Hoy que estoy en los cuarenta,
en el debe de la vida,
chapé una mina raída
que tiene mas de la cuenta.
Anda en un auto polenta
diqueándome noche y día,
sin manyar la gilería
que me esta envidiando el brillo...
que nací en un conventillo
de la calle Olavarría.
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El abrojito
Música: Luis Bernstein
Letra: Jesús Fernández Blanco
Llevo, como abrojito, prendido
dentro del corazón una pena
porque te fuiste, ingrata, del nido
y mi vida tan serena
condenaste así al dolor.
Nunca podré arrancar de mi pecho,
¡nunca! el abrojito punzante.
Y ando, por todo el mal que me has hecho
con el alma agonizante,
sin fe, sin nido, ni amor...

No sé por qué te alejaste de mí
si yo te adoré con creciente fervor.
No sé por qué me engañabas así,
sin demostrar tu desamor...
Con tu querer, yo era un hombre feliz
y nunca pensé que tu ardiente pasión
era el puñal que me habría de abrir
esta herida de mi corazón.

Quiero que en tu vivir errabundo,
sepas que solo y entristecido
marcho por los senderos del mundo,
con recuerdos que han prendido
como abrojos de cardal...
Pido que alguna vez tropecemos
para saber si al fin has hallado
todo lo que inconsciente has soñado.
¡Y quizá después podamos
volver los dos a empezar!

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El adiós
Música: Maruja Pacheco Huergo
Letra: Virgilio San Clemente
En la tarde que en sombras se moría,
buenamente nos dimos el adiós;
mi tristeza profunda no veías
y al marcharte sonreíamos los dos.
Y la desolación, mirándote partir,
quebraba de emoción mi pobre voz...
El sueño más feliz, moría en el adiós
y el cielo para mí se obscureció.
En vano el alma
con voz velada
volcó en la noche la pena...
Sólo un silencio
profundo y grave
lloraba en mi corazón.

Sobre el tiempo transcurrido
vives siempre en mí,
y estos campos que nos vieron
juntos sonreír
me preguntan si el olvido
me curó de ti.
Y entre los vientos
se van mis quejas
muriendo en ecos,
buscándote...
mientras que lejos
otros brazos y otros besos
te aprisionan y me dicen
que ya nunca has de volver.

Cuando vuelva a lucir la primavera,
y los campos se pinten de color,
otra vez el dolor y los recuerdos
de nostalgias llenarán mi corazón.
Las aves poblarán de trinos el lugar
y el cielo volcará su claridad...
Pero mi corazón en sombras vivirá
y el ala del dolor te llamará.
En vano el alma
dirá a la luna
con voz velada la pena...
Y habrá un silencio
profundo y grave
llorando en mi corazón.

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El aguacero (Canción de la Pampa)
Música: Cátulo Castillo
Letra: José González Castillo
Como si fuera renegando del Destino
de trenzar leguas y leguas sobre la triste extensión
va la carreta, rechinando en el camino
que parece abrirse, al paso de su blanco cascarón.

Cuando chilla la osamenta
señal que viene tormenta...
Un soplo fresco va rizando los potreros
y hacen bulla los horneros anunciando el chaparrón...

Y la Pampa es un verde pañuelo,
colgado del cielo,
tendido en el sol,
como a veces resulta la vida
sin sombras ni heridas,
sin pena ni amor...
El viento de la cañada
trae gusto a tierra mojada
y en el canto del viejo boyero
parece el pampero
soplar su dolor...

Se ha desatado de repente la tormenta
y es la lluvia una cortina tendida en la inmensidad
mientras los bueyes, en la senda polvorienta,
dan soplidos de contento como con ganas de andar...
¡Bien haiga el canto del tero
que saluda al aguacero!
Ya no es tan triste la tristeza del camino
y en el pértigo el boyero siente ganas de cantar.

Langanay, viejo buey, lomo overo,
callado aparcero de un mismo penar,
igual yugo nos ata al camino...
¡Pesado destino
de andar y de andar!
¿Adónde irás, buey overo
que no te siga el boyero?
Y la Pampa es un verde pañuelo,
colgado del cielo, que quiere llorar...

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El bazar de los juguetes
Música: Roberto Rufino
Letra: Reinaldo Yiso
Patrón cierre la puerta, no me mire asombrado,
le compro los juguetes que tiene en el bazar.
Yo se los compro todos, no importa lo que gasto,
dinero no me falta para poder pagar.
Por una sola noche yo quiero ser rey mago,
para que los purretes de todo el arrabal
mañana al despertarse aprieten en sus manos
el sol de esta alegría que yo les quiero dar.

Al bazar de los juguetes,
cuantas veces de purrete,
me acercaba para ver.
Para ver de allí, de afuera,
desde atrás de esa vidriera
lo que nunca iba a tener.
Si mi vieja era tan pobre
le faltaba siempre un cobre
para comprarnos el pan.
Y hoy que puedo,
que la suerte me sonríe,
yo no quiero que haya un pibe
que no tenga
ni un juguete pa' jugar.

Yo sé lo que es sentirse en una nochebuena,
teniendo por regalo un solo cacho 'e pan,
sabiendo que los otros, cruzando la vereda,
dejaban sus juguetes allí, en medio del zaguán.
Yo sé lo que es sentirse besado tiernamente
por una pobre madre que no me pudo dar
ni el más humilde y pobre de todos los juguetes
por eso se los compro por eso nada más.

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El bulín de la calle Ayacucho
Música: José Servidio / Luis Servidio
Letra: Celedonio Flores
El bulín de la calle Ayacucho,
que en mis tiempos de rana alquilaba,
el bulín que la barra buscaba
pa caer por la noche a timbear,
el bulín donde tantos muchachos,
en su racha de vida fulera,
encontraron marroco y catrera
rechiflado, parece llorar.

El primus no me fallaba
con su carga de aguardiente
y habiendo agua caliente
el mate era allí señor.
No faltaba la guitarra
bien encordada y lustrosa
ni el bacán de voz gangosa
con berretín de cantor.

El bulín de la calle Ayacucho
ha quedado mistongo y fulero:
ya no se oye el cantor milonguero,
engrupido, su musa entonar.
Y en el primus no bulle la pava
que a la barra contenta reunía
y el bacán de la rante alegría
está seco de tanto llorar.

Cada cosa era un recuerdo
que la vida me amargaba:
por eso me la pasaba
fulero, rante y tristón.

Los muchachos se cortaron
al verme tan afligido
y yo me quedé en el nido
empollando mi aflicción.

Cotorrito mistongo, tirado
en el fondo de aquel conventillo,
sin alfombras, sin lujo y sin brillo,
¡cuántos días felices pasé,
al calor del querer de una piba
que fue mía, mimosa y sinceral ...
¡Y una noche de invierno, fulera,
hasta el cielo de un vuelo se fue!

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El cantor de Buenos Aires
Música: Juan Carlos Cobián
Letra: Enrique Cadícamo
Voy mirando atrás y al comprobar
que el tiempo nuevo se llevó
la "franja", el "taco militar"...
Yo voy notando aquí en la zurda
que el corazón me hace una burla.
Nada duele tanto como ver
desenrollar del carretel
el hilo.de la juventud.
Adiós glicinas, emparrados y malvones...
Todo, todo ya se fue...

Dónde estarán los puntos del boliche aquel,
en el que yo cantaba mi primer canción.
Y aquellos patios donde pronto conquisté
aplausos tauras, los primeros que escuché.
Dónde estarán Traverso, el Cordobés y el Noy,
el Pardo Augusto, Flores y el Morocho Aldao.
Así empezó mi vuelo de zorzal...
Los guapos del Abasto
rimaron mi canción.

Soy aquel cantor del arrabal,
jilguero criollo que pulsó
la humilde musa de percal.
Me acuerdo de hace veinte abriles,
de aquellos bailes a candiles...
Cuando en una oreja iba colgao
como un hachazo en el costao
la mancha roja de un clavel.
Muchachos, todo lo ha llevado el almanaque.
Todo, todo ya se fue.

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El carrerito
Música: Raúl de los Hoyos
Letra: Alberto Vaccarezza
¡Chiche! ¡Moro! ¡Zaino!Vamos, pingos, por favor,
que pa' subir el repecho
no falta más que un tirón.
¡Zaino! ¡Chiche! ¡Moro!
La barranca ya pasó,
y por verla tengo apuro
de llegar al corralón.

Y castigando muy suavemente
sobre las ancas del cadenero,
todas las tardes pasa el carrero
peón de la tropa «El Picaflor».
Va de compadre masticando un pucho,
y un clavelito del color del ceibo
lleva en la cinta de un chambergo
como regalo de un corazón.

¡Moro! ¡Chiche! ¡Zaino!
Y al llegar al corralón
pega un chiflido de alerta
y abre la china el portón.
¡Chiche! ¡Moro! ¡Zaino!
Ya la tarde se apagó,
pero en los ojos de ella
ha vuelto a salir el sol.

Desata alegre la caballada,
y tras la cena, corta y sencilla,
pulsa la viola y un tango ensilla
con el recuerdo de su canción.

¡Chiche! ¡Moro! ¡Zaino!
La barranca se acabó,
pero ya no tengo apuro
de llegar al corralón.

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El carretero
Música: Arturo de Nava
Letra: Arturo de Nava
(canción criolla)
No hay vida más desgraciada
que la del pobre carrero,
con la picana en la mano
picando al buey delantero.
(hablado)
Cola Blanca,
Pertiguero.

Compañero de mi vida,
cuidado con ese pozo,
no volquemos la carreta
píqueme ese buey.
(hablado)
Barro buey,
Cola Blanca,
Hueya Nevao.

Compañero de mi vida,
cuidado con esa zanja
no se le encaje la rueda
píqueme ese buey Cola Blanca.
(hablado)
Cola Blanca,
Zaraza
Pertiguero.

Salí de Montevideo
en direición a mi casa
mi mujer estará diciendo:
"mi marido trae zaraza.
(hablado)
Zaraza buey,
Cola Blanca,
Lomo Overo.
Husch, husch... viejo buey.Pertiguero.

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El carretero
Música: Arturo de Nava
Letra: Arturo de Nava
(canción criolla)
No hay vida más desgraciada
que la del pobre carrero,
con la picana en la mano
picando al buey delantero.
(hablado)
Cola Blanca,
Pertiguero.

Compañero de mi vida,
cuidado con ese pozo,
no volquemos la carreta
píqueme ese buey.
(hablado)
Barro buey,
Cola Blanca,
Hueya Nevao.

Compañero de mi vida,
cuidado con esa zanja
no se le encaje la rueda
píqueme ese buey Cola Blanca.
(hablado)
Cola Blanca,
Zaraza
Pertiguero.

Salí de Montevideo
en direición a mi casa
mi mujer estará diciendo:
"mi marido trae zaraza.
(hablado)
Zaraza buey,
Cola Blanca,
Lomo Overo.
Husch, husch... viejo buey.Pertiguero.

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El chamuyo
Música: Edmundo Rivero
Letra: Yacaré
Se bate, se chamuya, se parola,
se parlamenta reo como grilo
y aunque la barra bufile de estrilo
en lengua 'e chile es un bacán de bula.

Si es vichenzo el cafaña y no la grula
lo catan pal fideo manco de hilo
y hay cada espamentoso tirifilo
mas puntiagudo que zapallo angola.

El chamuyo cafiolo es una papa
cualquier mistongo el repertorio ñapa
y es respetao cuando lo parla un macho.

A veces si otros cambas de lo empardan
hay programa de espiche en la busarda
o se firme con un feite en el escracho.

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El choclo
Música: Ángel Villoldo
Letra: Enrique Santos Discépolo
Con este tango que es burlón y compadrito
se ató dos alas la ambición de mi suburbio;
con este tango nació el tango, y como un grito
salió del sórdido barrial buscando el cielo;
conjuro extraño de un amor hecho cadencia
que abrió caminos sin más ley que la esperanza,
mezcla de rabia, de dolor, de fe, de ausencia
llorando en la inocencia de un ritmo juguetón.

Por tu milagro de notas agoreras
nacieron, sin pensarlo, las paicas y las grelas,
luna de charcos, canyengue en las caderas
y un ansia fiera en la manera de querer...

Al evocarte, tango querido,
siento que tiemblan las baldosas de un bailongo
y oigo el rezongo de mi pasado...
Hoy, que no tengo más a mi madre,
siento que llega en punta 'e pie para besarme
cuando tu canto nace al son de un bandoneón.

Carancanfunfa se hizo al mar con tu bandera
y en un pernó mezcló a París con Puente Alsina.
Triste compadre del gavión y de la mina
y hasta comadre del bacán y la pebeta.
Por vos shusheta, cana, reo y mishiadura
se hicieron voces al nacer con tu destino...
¡Misa de faldas, querosén, tajo y cuchillo,
que ardió en los conventillos y ardió en mi corazón.

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El choclo (Marambio Catán)
Música: Ángel Villoldo
Letra: Juan Carlos Marambio Catán
Vieja milonga que en mis horas de tristeza
traes a mi mente tu recuerdo cariñosa,
encadenándome a tus notas dulcemente
siento que el alma se me encoje poco a poco.
Recuerdo triste de un pasado que en mi vida,
dejó una página de sangre escrita a mano,
y que he llevado como cruz en mi martirio
aunque su carga infame me llene de dolor.

Fue aquella noche
que todavía me aterra.
Cuando ella era mía
jugó con mi pasión.
Y en duelo a muerte
con quien robó mi vida,
mi daga gaucha
partió su corazón.
Y me llamaban
el choclo compañero;
tallé en los entreveros
seguro y fajador.
Pero una china
envenenó mi vida
y hoy lloro a solas
con mi trágico dolor.

Si alguna vuelta le toca por la vida,
en una mina poner su corazón;
recuerde siempre
que una ilusión perdida
no vuelve nunca
a dar su flor.

Besos mentidos, engaños y amarguras
rodando siempre la pena y el dolor,
y cuando un hombre entrega su ternura
cerca del lecho
lo acecha la traición.

Hoy que los años han blanqueado ya mis sienes
y que en mi pecho sólo anida la tristeza,
como una luz que me ilumina en el sendero
llegan tus notas de melódica belleza.
Tango querido, viejo choclo que me embarga
con las caricias de tus notas tan sentidas;
quiero morir abajo del arrullo de tus quejas
cantando mis querellas, llorando mi dolor.

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El choclo (Villoldo)
Música: Ángel Villoldo
Letra: Ángel Villoldo
De un grano nace la planta
que más tarde nos da el choclo
por eso de la garganta
dijo que estaba humilloso.
Y yo como no soy otro
más que un tanguero de fama
murmuro con alborozo
está muy de la banana.

Hay choclos que tienen
las espigas de oro
que son las que adoro
con tierna pasión,
cuando trabajando
llenito de abrojos
estoy con rastrojos
como humilde peón.

De lavada enrubia
en largas quedejas
contemplo parejas
si es como crecer,
con esos bigotes
que la tierra virgen
al noble paisano
le suele ofrecer.

A veces el choclo
asa en los fogones
calma las pasiones
y dichas de amor,
cuando algún paisano
lo está cocinando
y otro está cebando
un buen cimarrón.

Luego que la humita
está preparada,
bajo la enramada
se oye un pericón,
y junto al alero,
de un rancho deshecho
surge de algún pecho
la alegre canción.

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El ciruja
Música: Ernesto de la Cruz
Letra: Francisco Alfredo Marino
Como con bronca, y junando
de rabo de ojo a un costado,
sus pasos ha encaminado
derecho pa'l arrabal.
Lo lleva el presentimiento
de que, en aquel potrerito,
no existe ya el bulincito
que fue su único ideal.

Recordaba aquellas horas de garufa
cuando minga de laburo se pasaba,
meta punguia, al codillo escolaseaba
y en los burros se ligaba un metejón;
cuando no era tan junao por los tiras,
la lanceaba sin tener el manyamiento,
una mina le solfeaba todo el vento
y jugó con su pasión.

Era un mosaico diquero
que yugaba de quemera,
hija de una curandera,
mechera de profesión;
pero vivía engrupida
de un cafiolo vidalita
y le pasaba la guita
que le shacaba al matón.

Frente a frente, dando muestras de coraje,
los dos guapos se trenzaron en el bajo,
y el ciruja, que era listo para el tajo,
al cafiolo le cobró caro su amor.

Hoy, ya libre'e la gayola y sin la mina,
campaneando un cacho’e sol en la vedera,
piensa un rato en el amor de su quemera
y solloza en su dolor.

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El clavelito
Música: Ángel Cabral
Letra: Reinaldo Yiso
Será tal vez porque soy pobre, muy pobre,
que eres así con mi cariño sincero,
sin comprender que mi riqueza del alma
también es oro que yo te ofrezco.
Tal vez tu amor sólo persigue grandezas
para adornar tanta belleza sin alma.
Todo es igual, como aquel cuento que dice,
de los amores de una rosa y un clavel.

Un clavelito triste vivía
por uno rosa se consumía,
pero la rosa coqueta y mala
a una estrellita chiquitita solo amaba.
Pasa en la vida, como en las flores,
todos tenemos penas y amores,
la misma pena del clavelito
por tu desprecio siento aquí en el corazón.

Era un jardín todo cubierto de flores,
con su jazmín y margaritas muy blancas,
con un clavel entre rojizos malvones,
con azucenas, rosas y dalias.
Y en el jardín enamorada vivía
la rosa té de una estrellita lejana
sin comprender que el clavelito la amaba
y suspiraba de tristeza por su amor.

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El corazón al sur
Música: Eladia Blázquez
Letra: Eladia Blázquez
Nací en un barrio donde el lujo fue un albur,
por eso tengo el corazón mirando al sur.
Mi viejo fue una abeja en la colmena,
las manos limpias, el alma buena...
Y en esa infancia, la templanza me forjó,
después la vida mil caminos me tendió,
y supe del magnate y del tahúr,
por eso tengo el corazón mirando al sur.

Mi barrio fue una planta de jazmín,
la sombra de mi vieja en el jardín,
la dulce fiesta de las cosas más sencillas
y la paz en la gramilla de cara al sol.
Mi barrio fue mi gente que no está,
las cosas que ya nunca volverán,
si desde el día en que me fui
con la emoción y con la cruz,
¡yo sé que tengo el corazón mirando al sur!

La geografía de mi barrio llevo en mí,
será por eso que del todo no me fui:
la esquina, el almacén, el piberío...
lo reconozco... son algo mío...
Ahora sé que la distancia no es real
y me descubro en ese punto cardinal,
volviendo a la niñez desde la luz
teniendo siempre el corazón mirando al sur.

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El cuarenta y cinco
Música: María Elena Walsh
Letra: María Elena Walsh
Te acordás, hermano, qué tiempos aquellos...
la vida nos daba la misma lección,
en la primavera del 45
tenías quince años lo mismo que yo.
Te acordás, hermano, de aquellos cadetes...
el primer bolero y el té en el Galeón,
cuando los domingos la lluvia traía
la voz de Bing Crosby y un verso de amor.

Te acordás de la Plaza de Mayo
cuando el que te dije salía al balcón...
tanto cambió todo que el sol de la infancia
de golpe y porrazo se nos alunó.

Te acordás, hermana, qué tiempos de seca...
cuando un pobre peso daba el estirón
y al pagarnos toda una edad de rabonas
valía más vida que un millón de hoy.

Te acordás, hermana, que desde muy lejos
un olor a espanto nos enloqueció....
era de Hiroshima donde tantas chicas
tenían quince años como vos y yo.

Te acordás que más tarde la vida
vino en tacos altos y nos separó...
ya no compartimos el mismo tranvía,
sólo nos reúne la buena de Dios.

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El cuarteador
Música: Enrique Cadícamo
Letra: Enrique Cadícamo
Yo soy Prudencio Navarro,
el cuarteador de Barracas.
Tengo un pingo que en el barro
cualquier carro
tira y saca.
Overo de anca partida,
que en un trabajo de cuarta
de la zanja siempre aparta
¡Chiche!
la rueda que se ha quedao.

Yo que tanta cuarta di,
yo que a todos los prendí
a la cincha de mi percherón,
hoy ,que el carro de mi amor se me encajó,
no hay uno que pa' mi
tenga un tirón.

En la calle del querer
el amor de una mujer
en un bache hundió mi corazón...
¡Hoy, ni mi overo me saca
de este profundo zanjón!

Yo soy Prudencio Navarro,
el cuarteador de Barracas.
Cuando ve mi overo un carro
compadreando
se le atraca.

No hay carga que me lo achique,
porque mi chuzo es valiente;
yo lo llamo suavemente
¡Chiche!
Y el pingo pega el tirón.

(Música firmada con el seudónimo Rosendo Luna.)

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