Letras de tango
Toda mi vida
Música: Aníbal Troilo
Letra: José María Contursi
Hoy, después de tanto tiempo
de no verte, de no hablarte,
ya cansado de buscarte
siempre, siempre,
siento que me voy muriendo
por tu olvido, lentamente,
y en el frío de mi frente
tus besos no dejarás.

Sé que mucho me has querido
tanto, tanto como yo;
pero, en cambio, yo he sufrido
mucho, mucho más que vos.
No sé porque te perdí,
tampoco sé cuándo fue,
pero a tu lado dejé
toda mi vida,
y hoy que estás lejos de mí
y has conseguido olvidar,
soy un pasaje de tu vida, nada más.

¡Es tan poco lo que falta
para irme con la muerte!
Ya mis ojos no han de verte
nunca, nunca.

Y si un día, por mi culpa,
una lágrima vertiste,
porque tanto me quisiste
sé que me perdonarás.

arriba
Tomo y obligo
Música: Carlos Gardel
Letra: Manuel Romero
Tomo y obligo, mándese un trago,
que hoy necesito el recuerdo matar;
sin un amigo lejos del pago
quiero en su pecho mi pena volcar.
Beba conmigo, y si se empaña
de vez en cuando mi voz al cantar,
no es que la llore porque me engaña,
yo sé que un hombre no debe llorar.

Si los pastos conversaran, esta pampa le diría
de qué modo la quería, con qué fiebre la adoré.
Cuántas veces de rodillas, tembloroso, yo me he hincado
bajo el árbol deshojado donde un día la besé.
Y hoy al verla envilecida y a otros brazos entregada,
fue para mí una puñalada y de celos me cegué,
y le juro, todavía no consigo convencerme
como pude contenerme y ahí nomás no la maté.

Tomo y obligo, mándese un trago;
de las mujeres mejor no hay que hablar,
todas, amigo, dan muy mal pago
y hoy mi experiencia lo puede afirmar.
Siga un consejo, no se enamore
y si una vuelta le toca hocicar,
fuerza, canejo, sufra y no llore
que un hombre macho no debe llorar.

arriba
Tomá estas monedas
Música: Juan D'Arienzo / Fulvio Salamanca
Letra: Carlos Bahr
¡Tomá estas monedas!
No pago con ellas las horas de amor.
Por más que ahora entiendo que estás siempre en venta,
mi orgullo no paga lo que no compró.

¡Tomá estas monedas!
Es poco dinero si te he de tasar.
Mas yo sólo quiero comprarme con ellas
el gusto tremendo de no verte más.

¡Y fuera de aquí!
Que puedo, olvidando que te quise tanto,
ahogar con mis manos tu vida tan ruin.
¡Muy lejos de mi!
Allá entre la chusma que rueda en la feria
vendiéndote al precio más bajo y más vil.

Por vos, por tu culpa, dudando de todo,
reniego lo bueno que siempre creí.
¡Andate, por fin!
Que hay una palabra que ensucia mi boca,
que voy a gritarte si seguís aquí.

¡Tomá estas monedas!
Tomá el oro sucio que es tu tentación.
El oro que agita la sangre en tus venas
y apura el latido de tu corazón.
¡Tomá estas monedas!
Es poco dinero si te he de tasar,
mas yo sólo quiero comprarme con ellas
el gusto tremendo de no verte más.

arriba
Tormenta
Música: Enrique Santos Discépolo
Letra: Enrique Santos Discépolo
¡Aullando entre relámpagos,
perdido en la tormenta
de mi noche interminable,
¡Dios! busco tu nombre...
No quiero que tu rayo
me enceguezca entre el horror,
porque preciso luz
para seguir...
¿Lo que aprendí de tu mano
no sirve para vivir?
Yo siento que mi fe se tambalea,
que la gente mala, vive
¡Dios! mejor que yo...

Si la vida es el infierno
y el honrao vive entre lágrimas,
¿cuál es el bien...
del que lucha en nombre tuyo,
limpio, puro?... ¿para qué?...
Si hoy la infamia da el sendero
y el amor mata en tu nombre,
¡Dios!, lo que has besao...
El seguirte es dar ventaja
y el amarte sucumbir al mal.
No quiero abandonarte, yo,
demuestra una vez sola
que el traidor no vive impune,
¡Dios! para besarte...
Enséñame una flor
que haya nacido
del esfuerzo de seguirte,
¡Dios! Para no odiar:
al mundo que me desprecia,
porque no aprendo a robar...
Y entonces de rodillas,
hecho sangre en los guijarros
moriré con vos, ¡feliz, Señor!

arriba
Tortazos
Música: José Razzano
Letra: Enrique Maroni
(milonga)
Te conquistaron con plata
y al trote viniste al centro,
algo tenías adentro
que te hizo meter la pata;
al diablo fue la alpargata
y echaste todo a rodar;
el afán de figurar
fue tu "hobby" más sentido
y ahora, hasta tenés marido...
las cosas que hay que aguantar.

M'hjita, me causa gracia
tu nuevo estado civil.
Si será gil ese gil
que creyó en tu aristocracia:
Vos sos la Ñata Pancracia,
alias "Nariz Arrugada",
vendedora de empanada,
en el barrio de Pompeya.
¿Y tu mama? Bueno, de ella,
¡respetemos la finada!
Y ahora tenés voaturé,
un tapao petí gris
y tenés un infeliz
que la chamuya en francés...
¡Qué hacés, tres veces que hacés,
Señora Ramos Lavalle!
Si cuando lucís tu talle,
con ese coso del brazo,
¡no te rompo de un tortazo,
por no pegarte en la calle!

¡Señora! ¡Pero hay que ver
tu berretín de matrona!
Sí te acordás de Ramona,
abonale el alquiler...
No te hagás la rastacuer
desparramando la guita,
bajá el copete m'hijita
con tu pinta abacanada...
¡Pero si sos más manyada
que el tango La Cumparsita!

arriba
Total pa'qué sirvo
Música: Aníbal Troilo
Letra: Enrique Dizeo
No sé, pero a veces quisiera encontrarlo
así frente a frente, pa'ver si es capaz
de mirarme fijo al interpelarlo
ya que es de coraje como lo pintás.
¿O creés que he nacido pa'vivir temblando?
Soy mucho más hombre de lo que sabés.
Desde hoy, día y noche lo vi'andar buscando
y donde se cuadre ya me vas a ver.

Total, ¡pa'qué sirvo!
Sin ella mi vida,
no es vida ni es nada.
No sé más qué soy.
Total, ¡pa'qué sirvo!
Si mi alma está herida,
si no hay madrugada
que me halle dormido,
me encuentro perdido.
¡No ves cómo estoy!

Pensé muchas noches en no hacerle caso,
dejarlo tranquilo, perdonar su acción,
y no hallo remedio; mis horas las paso
cerrando los puños con esta obsesión.
Habló mi experiencia. Por eso hasta ahora,
luché pa'ser fuerte, no lo quise ver.
Y todo es inútil, mis ojos la lloran
tendré que perderme por esa mujer.

arriba
Trago amargo
Música: Rafael Iriarte
Letra: Julio Navarrine
Arrímese al fogón, viejita, aquí a mi lado
y ensille un cimarrón para que dure largo;
atráquele esa astilla, que el fuego se ha apagado,
revuelva aquellas brasas y cebe bien amargo;
alcance esa guitarra de cuerdas empolvadas,
que tantas veces ella besó su diapasón,
y arránquele esa cinta, donde la desalmada
bordó, con sus engaños, mi gaucho corazón.

¿Usted lo recuerda, madrecita santa,
cómo la quería, cómo yo la amé?
¡Que he dado mi vida, mi daga y mi manta!...
Y, sin embargo, madre, la ingrata se fue...
Apague esa leña, que mi vista daña...
Los ojos me lloran... Yo no sé por qué...
Pues quiero olvidarla, ahogándome en caña,
y quiero estar cerca, cerquita de usted...

No llore, madrecita, no aumente más mi pena
y séquese esas lágrimas que me hacen tanto mal…
Y cébeme otro amargo... Y ponga yerba buena
que, mientras, yo a la caña le pongo otro bozal...
Después, cuando la noche envuelva los bañados
y se oiga, allá, a lo lejos, el toque de oración,
inclínese a la Virgen de los Desamparados
y a mi pobre guitarra colóquele un crespón...

arriba
Tranquilo viejo tranquilo
Música: Francisco Canaro
Letra: Ivo Pelay
Todo el mundo la dispara,
se atropella y no repara
que está haciendo un disparate.
Todos gritan, aceleran
y parece que tuvieran
refucilos en el mate.
Es un siglo de aspirinas,
surmenages y de locos
y a los que no están piantados,
se ve que les falta poco.
Si tenés muchos problemas
y buscás la solución,
no te aflijas, andá a Vieytes,
porque en Vieytes dan razón.

Tranquilo y a no agitarse,
es peligroso desesperarse.
La vida es corta
y el pasarla a té de tilo,
preocupada y con estrilo
me parece que es atroz.
Tranquilo, viejo, tranquilo,
y al final, primero vos.

No te apures Timoteo
si te rajan del empleo
y te dejan ambulante.
Y si tu mujer berrea
o tu suegra te pelea,
vos mandate un buen calmante.
Si la vida está muy cara
o te están acogotando,
no te apartes de la huella
aunque vengas patinando.
Suprimí las disparadas
y acercate a la razón,
sofrenate y acordate
que tenés un corazón.

arriba
Trasnochando
Música: Armando Baliotti
Letra: Santiago Adamini
Trasnochando,
como todo calavera
que no ve lo que le espera,
que no sabe donde va,
rechazaba
tus consejos, buen amigo,
casi fuimos enemigos
por decirme la verdad.

Siempre fueron
mis mejores compañeros
los muchachos milongueros
jugadores y algo más.
Y con ellos
noche a noche derrochaba,
entre copas, baile y farra,
esta vida que se va.

Trasnochando conocí
la mujer que vos sabés,
no quisiera repetir
lo que anoche te conté.
Todo, todo lo perdí,
sólo de ella conservé
esa foto que está allí
y que ya no quiero ver.
Vos que todo lo sabés,
mañana si es que venís,
esa foto la guardás,
la tirás o la rompés,
para mí lo mismo da,
vos hacé lo que querés,
no la quiero más mirar,
ni pensar como ella fue.

Siempre llegan,
en mis noches de desvelo,
tus palabras de consuelo
a aliviar mi soledad.
Ya no puedo
reaccionar, estoy vencido,
sólo así busco el olvido
en mi eterno trasnochar.

Es inútil
dar la vuelta en el camino,
tendré que seguir el sino
de mi vida que se va.
Pero hermano,
yo te estoy agradecido,
ya lo ves, mi buen amigo,
no hay remedio pa'mi mal.

arriba
Trenzas
Música: Armando Pontier
Letra: Homero Expósito
Trenzas,
seda dulce de tus trenzas,
luna en sombra de tu piel
y de tu ausencia.
Trenzas que me ataron en el yugo de tu amor,
yugo casi de blando de tu risa de tu voz...
Fina
caridad de mi rutina,
me encontré tu corazón
en una esquina...
Trenzas de color de mate amargo
que endulzaron mi letargo gris.

¿Adónde fue tu amor de flor silvestre?
¿Adónde, adónde fue después de amarte?
Tal vez mi corazón tenía que perderte
y así mi soledad se agranda por buscarte.
¡Y estoy llorando así
cansado de llorar,
trenzado a tu vivir
con trenzas de ansiedad... sin ti!
¡Por qué tendré que amar
y al fin partir!

Pena,
vieja angustia de mi pena,
frase trunca de tu voz
que me encadena...
Pena que me llena de palabras sin rencor,
llama que te llama con la llama del amor.
Trenzas,
seda dulce de tus trenzas,
luna en sombra de tu piel
y de tu ausencia,
trenzas,
nudo atroz de cuero crudo
que me ataron a tu mudo adiós...

arriba
Tres amigos
Música: Enrique Cadícamo
Letra: Enrique Cadícamo
De mis páginas vividas, siempre llevo un gran recuerdo
mi emoción no las olvida, pasa el tiempo y más me acuerdo.
Tres amigos siempre fuimos
en aquella juventud...
Era el trío más mentado
que pudo haber caminado
por esas calles del sur.

¿Dónde andarás, Pancho Alsina?
¿Dónde andarás, Balmaceda?
Yo los espero en la esquina
de Suárez y Necochea...
Hoy... ninguno acude a mi cita.
Ya... mi vida toma el desvío.
Hoy... la guardia vieja me grita:
"¿Quién... ha dispersado aquel trío?"
Pero yo igual los recuerdo
mis dos amigos de ayer...

Una vez, allá en Portones, me salvaron de la muerte.
Nunca faltan encontrones cuando un pobre se divierte.
Y otra vez, allá en Barracas,
esa deuda les pagué...
Siempre juntos nos veían...
Esa amistad nos tenía
atados siempre a los tres.

arriba
Tres esperanzas
Música: Enrique Santos Discépolo
Letra: Enrique Santos Discépolo
No doy un paso más,
alma otaria que hay en mí,
me siento destrozao,
¡murámonos aquí!
Pa' qué seguir así,
padeciendo a lo fakir,
si el mundo sigue igual...
si el sol vuelve a salir...
La gente me ha engañao
desde el día en que nací.
Los hombres se han burlao,
la vieja la perdí...
No ves que estoy en yanta,
y bandeao por ser un gil...
Cachá el bufoso...
y chau... ¡vamo a dormir!

Tres esperanzas
tuve en mi vida,
dos eran blancas
y una punzó...
Una mi madre,
vieja y vencida,
otra la gente,
y otra un amor.

Tres esperanzas
tuve en mi vida
dos me engañaron,
y una murió...

No tengo ni rencor,
ni veneno, ni maldad
Son ganas de olvidar,
¡terror al porvenir!
Me he vuelto pa' mirar
y el pasao me ha hecho reír...
¡Las cosas que he soñao,
me cache en dié, qué gil!
Plantate aquí nomás,
alma otaria que hay en mí.
Con tres pa' qué pedir,
más vale no jugar...
Si a un paso del adiós
no hay un beso para mí
cachá el bufoso...
y chau...¡vamo a dormir!

arriba
Tres esquinas
Música: Ángel D'Agostino / Alfredo Attadía
Letra: Enrique Cadícamo
Yo soy del barrio de Tres Esquinas,
viejo baluarte de un arrabal
donde florecen como glicinas
las lindas pibas de delantal.
Donde en la noche tibia y serena
su antiguo aroma vuelca el malvón
y bajo el cielo de luna llena
duermen las chatas del corralón.

Soy de ese barrio de humilde rango,
yo soy el tango sentimental.
Soy de ese barrio que toma mate
bajo la sombra que da el parrral.
En sus ochavas compadrié de mozo,
tiré la daga por un loco amor,
quemé en los ojos de una maleva
la ardiente ceba de mi pasión.

Nada hay más lindo ni más cmpadre
que mi suburbio murmurador,
con los chimentos de las comadres
y los piropos del Picaflor.
Vieja barriada que fue estandarte
de mis arrojos de juventud...
Yo soy del barrio que vive aparte
en este siglo de Neo-Lux.

arriba
Triste paica
Música: Juan Pecci
Letra: Homero Manzi
Un patio de conventillo
bajo la parra fulera
y una viola milonguera
que esgunfia con su estribillo
un compadre estilizado
salido de los versos
de Carlos de la Púa
y un lunfardo remanyado,
bacán de la ganzúa
por pura vocación.

Sobre el viejo patio'e ladrillo
paran dos pibes un bolón
y el encargao del conventillo
tira la bronca con razón.
Sí pegás de repe no vale,
dice el rebolo cascador,
porque los pibes del suburbio
nunca la ganan a traición.

Cien pasiones se prendieron
en la antorcha de sus ojos
y en sus lindos labios rojos
y en las crenchas de su pelo,
porque, igual que los gorriones,
sus veinte primaveras
sangraban en canciones,
en el patio proletario,
perfumado de diosma,
de orégano y clavel.

¡Sobre el viejo patio'e ladrillo
tuvo el lunfardo su ilusión
y la pebeta del conventillo
con su prontuario fue una flor;
pero, enceguecido de celos,
el otro taita compadrón,
sin la nobleza de los pibes,
vino de repe y lo mató.

arriba
Tristeza criolla
Música: J. de Charone
Letra: Ignacio Corsini
Vals criollo
Ya en el rancho no nacen las flores,
ni se ve la guitarra colgada,
ya no escucha la verde enramada
el idilio campero de ayer.

Ya no se oyen rodar las espuelas
zapateando un malambo en la siega,
ni se escuchan los tristes de Vega
recordando el perdido querer.

La morocha de ojos negros
en tardes de primavera
recostada en la tranquera
no espera más el zorzal.
Y el paisano no atraviesa
la misteriosa laguna
ni se oye en noches de luna
el pericón nacional.

Ya todo eso llevaron los años...
ya no cruza veloz el pampero
y en la caña sostén del alero
no se para el jilguero a cantar.

Esa pampa callada es la tumba
de recuerdos que mi alma no olvida,
la tapera, su loza impulida,
y su cruz, el ombú secular.


arriba
Tristeza marina
Música: José Dames / Roberto Flores
Letra: Horacio Sanguinetti
Tú quieres más el mar,
me dijo con dolor
y el cristal de su voz se quebró.
Recuerdo su mirar
con luz de anochecer
y esta frase como una obsesión:
"Tienes que elegir entre tu mar y mi amor".
Yo le dije: "No"
y ella dijo: "Adiós".
Su nombre era Margó,
llevaba boina azul y
en su pecho colgaba una cruz.

Mar...
Mar, hermano mío...
Mar...
En tu inmensidad
hundo con mi barco carbonero
mi destino prisionero
y mi triste soledad.
Mar...
Yo no tengo a nadie.
Mar...
Ya ni tengo amor.
Sé que cuando al puerto llegue un día
esperando no estará Margó.

Mi pena es tempestad
que azota el corazón
con el viento feroz del dolor.
Jamás la olvidaré
y siempre escucharé
sus palabras como una obsesión:
"Tienes que elegir entre tu mar y mi amor".
Triste, dije: "No"
y escuché su adiós...
Su nombre era Margó,
llevaba boina azul
y en su pecho colgaba una cruz.

arriba
Tristezas de la calle Corrientes
Música: Domingo Federico
Letra: Homero Expósito
Calle
como valle
de monedas para el pan...
Río
sin desvío
donde sufre la ciudad...
¡Qué triste palidez tienen tus luces!
¡Tus letreros sueñan cruces!
¡Tus afiches carcajadas de cartón!

Risa
que precisa
la confianza del alcohol.
Llantos
hechos cantos
pa' vendernos un amor.
Mercado de las tristes alegrías...
¡Cambalache de caricias
donde cuelgan la ilusión!
Triste. ¡Si
por ser nuestra!
Triste. ¡Si,
porque sueñas!
Tu alegría es tristeza
y el dolor de la espera
te atraviesa...
¡Y con pálida luz
vivís llorando tus tristezas!
Triste. ¡Si,
por ser nuestra!
Triste. ¡Si,
por tu cruz!

Vagos
con halagos
de bohemia mundanal.
Pobres,
sin más cobres
que el anhelo de triunfar,
ablandan el camino de la espera
con la sangre toda llena
de cortados, en la mesa de algún bar.
Calle
como valle
de monedas para el pan...
Río
sin desvío
donde sufre la ciudad...
Los hombres te vendieron como a Cristo
y el puñal del obelisco
te desangra sin cesar.

arriba
Tu amor y tu olvido
Música: Ernesto Baffa / Roberto Pérez Prechi
Letra: Ángel Di Rosa
Te busqué...
en cien lugares distintos.
Te encerré...
con recuerdos en mi mente.
Te llamé...
en mis noches de nostalgia.
Te pensé...
en mil sueños diferentes.
Te grité...
con palabras sin rencores.
Te lloré...
en mis horas de tristeza.
Te nombré...
apretando mis dolores.
Te dibujé...
en los rincones de mi pieza
Y aun sigo mezclando tu amor y tu olvido.
Dos cosas distintas que en mi alma crecen.
Tu amor como un recuerdo que vive en mi tiempo
y tu olvido una mueca que no desaparece.

Te busqé...
Te lloré...
Te llamé...
Te soñpe...
en mil sueños diferentes.

arriba
Tu casa ya no está
Música: Virgilio Expósito
Letra: Homero Expósito
(vals)
Aquella juventud de la emoción primera,
aquella enredadera
de rosa y parral...
Ya son como el perfume de un libro muy viejo,
ya sólo recuerdos,
tu casa ya no está...
Si me parece ver aquel rondín de niños
rondando un aljibe
de luna al brocal,
y allí en el viejo patio de olor a jazmines
frenar en la rayuela
las ansias de andar.

Ya no vendrás con tus ojos de trigo,
ya no tendrás el vestido de percal...
El ayer... el ayer ha partido,
tus ojos se han dormido,
tu casa ya no está...
Ya no hablarán tus muñecas de trapo
ni el agua mansa del último adiós.
Tú, que podías traerme el ayer,
te has marchado con tu aroma de flor.

Eterna soledad la de mis ojos claros,
buscaron y buscaron
poder olvidar,
y hoy llenas de regreso y de angustia las manos
encuentro que en el barrio
tu casa ya no está...

Eterna soledad la de mis ojos tristes,
te llaman en la ausencia
del patio otoñal,
y sufren el silencio de un sueño lejano
llorando aquellos años
que no volverán.

arriba
Tu diagnóstico
Música: José Betinotti
Letra: José Betinotti
(vals)
Tu diagnóstico es sencillo,
sé que no tengo remedio;
y sé que estoy deshauciado
por tu esperanza y tu anhelo.
¡Qué vamos a hacer, mi alma!
Adoraré tus recuerdos,
rogaré que seas mi amiga,
ya que otra dicha no tengo.

De quererte como ansiaba
porque olvidarte no puedo;
que aunque no te vea nunca,
eternamente te veo
con los ojos de la mente
y hasta en la idea te llevo;
y a cada instante te extraño,
aunque ya no soy tu dueño.

Yo no me explico la causa;
para mí, esto, es un misterio,
que me sorprenda la aurora
sin conciliar con el sueño.
¡Y que tú seas tan mala
con el que te fue sincero!...
¡Y eso que tú me juraste,
una tarde, amor eterno!

Mi corazón ya no ama,
el pobre se encuentra ajeno;
hoy te amo con la cabeza,
quiera Dios no te contagie
¡con la locura del genio!
La locura de este ciego
porque entonces tú sabrías
lo que es sufrir en infierno...

Y como te quiero tanto,
que no lo sufras, prefiero;
ya ves que no soy tan malo:
desde que te vi fui bueno...
por quien tuve mis desvelos...
y lo seré mientras viva.
¡Qué me habrán hecho tus ojos
que me encuentro tan enfermo!

arriba
Tu olvido
Música: Vicente Spina
Letra: Vicente Spina
(Vals)
Han brotado otra vez los rosales,
junto al muro en el viejo jardín
donde tu alma selló un juramento,
amor de un momento, que hoy lloro su fin.

Tierno llanto de amor fuera el tuyo,
que en tus ojos divinos bebí,
ojos falsos que así me engañaron
al ver que lloraron los míos por ti.

Más los años al pasar, me hicieron
comprender la triste realidad;
que tan solo es ilusión
lo que amamos de verdad,
sin embargo, cuando en los rosales
renacen las flores,
los viejos amores con sus madrigales
tornan como entonces a mi corazón.

Cuando vuelvan las noches de invierno,
y se cubra de nieve el jardín;
si estás triste sabrás acordarte,
de aquel que al amarte no supo mentir.

No es mi canto un reproche a tu olvido,
ni un consuelo te vengo a pedir;
sólo al ver el rosal florecido
el sueño perdido lo vuelvo a vivir.
arriba
Tu piel de jazmín
Música: Mariano Mores
Letra: José María Contursi
Estoy pagando mi culpa,
borracho, sin razón, perdido...
Ya no tendré lo que he tenido...
Ya nunca... Yo sé que nunca...
Y en el silencio se quedó
la queja amarga de tu adiós como un castigo...
Estoy pagando mi culpa
y sigo sin poder olvidar...

Me faltas tú
con tu piel de jazmín...
Me faltas tú
con tu voz, tu reír...
Y en la terrible tortura
de mis noches tan dramáticas y oscuras
escucho siempre tu voz,
toco tu piel,
¡tu piel de raso y de jazmín!

Me fúi matando tus sueños
y todo se quedó vacío...
Abandoné lo que era mío...
¿Te acuerdas?... Tan solo mío...
Y hoy que no puedo regresar
tu llanto sigue junto a mí como un castigo...
Me fui matando tus sueños
y sigo sin poder olvidar.

arriba
Tu pálida voz
Música: Charlo
Letra: Homero Manzi
(vals)
Te oí decir adiós, adiós...
Cerré los ojos y oculté el dolor...
Sentí tus pasos cruzando la tarde
y no te atajaron mis manos cobardes.
Mi corazón, lloró de amor
y en el silencio resonó tu voz,
tu voz querida, lejana y perdida,
tu voz que era mía... tu pálida voz.

En las noches desoladas, que sacude el viento,
brillan las estrellas frías del remordimiento
y me engaño que habrás de volver otra vez
desatando el olvido y el tiempo.

Siento que tus pasos vuelven por la senda amiga.
Oigo que me nombras llena de mortal fatiga,
para qué si ya sé que es inútil mi afán,
nunca... nunca... vendrás.

Te vi partir, dijiste adiós,
temblé de angustia y oculté mi dolor.
Después, pensando que no volverías
traté de alcanzarte y ya no eras mía.
Mi corazón, sangró de amor,
y en el recuerdo resonó tu voz...
tu voz querida, lejana y perdida,
tu voz aterida, tu pálida voz.

arriba
Tu pálido final
Música: Vicente Demarco
Letra: Alfredo Faustino Roldán
Tu cabellera rubia
caía entre las flores
pintadas del percal
y había en tus ojeras
la inconfundible huella
que hablaba de tu mal...
Fatal,
el otoño, con su trágico
murmullo de hojarascas,
te envolvió
y castigó el dolor...
Después todo fue en vano,
tus ojos se cerraron
y se apagó tu voz.

Llueve,
la noche es más oscura...
Frío,
dolor y soledad...
El campanario marca
la danza de las horas,
un vendedor de diarios
se va con su pregón...
¡Qué triste está la calle./...
¡Qué triste está mi cuarto!...
¡Qué solo sobre el piano
el retrato de los dos!...

El pañuelito blanco
que esconde en sus encajes
tu pálido final
y aquella crucecita
—regalo de mi madre—
aumentan mi pesar...
No ves
que hasta llora el viejo patio
al oír el canto amargo
de mi amor
y mi desolación...
¡Porque las madreselvas,
sin florecer te esperan
como te espero yo!

arriba
Tu vieja ventana
Música: Guillermo Barbieri
Letra: Ambrosio Río
(vals)
He traído del campo estas flores que ayer
arrancaron mis manos con gran frenesí.
Porque quiero tenerte contenta, mujer,
y mostrarte que yo moriría por ti.

Si una intérprete fueras entonces,
sentirías igual que yo siento
un amor tan extraño y tan dulce
que al no realizarse sería un infierno.

Asomá tu carita y no me hagas sufrir,
te lo pido por lo que más quieras, mi amor,
que al no verte sería capaz de morir,
de cariño, quizá, o de extraño dolor.

Los culpables han sido tus ojos
y tus labios tus cómplices fueron,
que me tienen igual que a un esclavo
y soy, si se quiere, tu fiel prisionero.

arriba
Tu íntimo secreto
Música: Graciano Gómez
Letra: Héctor Marcó
La dicha es un castillo con un puente de cristal,
camina suavemente si lo quieres alcanzar.
Acércame tus labios sin odio, sin rencor,
desecha tus temores y entrégate al amor.
Tu íntimo secreto a nadie le confíes,
que el mundo siempre ríe y es muy calumniador.

La dicha es un castillo con un puente de cristal,
de mil que lo cruzamos, dos o tres suelen llegar.

Ven, mira que hermosa está la luna,
ven, reclínate en mi corazón
Ríe, que nuestro enojo pasará
y un beso colmará mi desesperación.

Ven, se que tus ojos están tristes,
hay remordimientos en tu voz,
y si me dejas morir
comenzarás a sufrir
cuando la seda de tu pañuelo me diga adiós.

La dicha es un castillo con un puente de cristal,
camina suavemente si lo quieres alcanzar.

Un alma incomparable te di para querer,
un alma, ¡oh!, que tu alma no sabe comprender,
y en un cielo de olvido, lo harás por esta pena,
quemar, como se quema un globo de papel.

La dicha es un castillo con un puente de cristal,
por él va mi cariño, acompáñalo a llegar,
acompáñalo a llegar.

arriba
Tus besos fueron míos
Música: Anselmo Aieta
Letra: Francisco García Jiménez
Hoy pasas a mi lado con fría indiferencia;
tus ojos ni siquiera detienes sobre mí...
Y sin embargo vives unida a mi existencia
y tuyas son las horas mejores que viví.
Fui dueño de tu encanto; tus besos fueron míos,
soñé y calmé mis penas junto a tu corazón.
Tus manos, en mis locos y ardientes desvaríos
pasaron por mi frente como una bendición.

Y yo he perdido por torpe inconstancia
la dulce dicha que tu me trajiste
y no respiro más la fragancia
de tus palabras...¡Y estoy tan triste!
Nada en el mundo mi duelo consuela,
estoy a solas con mi ingratitud.
Se fue contigo, de mi novela,
la última risa de la juventud.

Después se irán borrando, perdida en los reflejos
confusos que el olvido pondrá a mi alrededor,
tu imagen se hará pálida, tu amor estará lejos
y yo erraré por todas las playas del dolor.
Pero hoy que tu recuerdo con encendidos bríos
ocupa enteramente mi pobre corazón,
murmuro amargamente: "¡Tus besos fueron míos...
tus besos de consuelo, tus besos de pasión!".

arriba
Tuya
Música: Horacio Pettorossi
Letra: Horacio Pettorossi
Vos bien sabés que yo soy solo tuya,
que nada hará que nuestro amor concluya.
Luchemos contra todo que el amor,
es lucha y deseo, es llanto y dolor.
Yo solo se que no podré olvidarte,
que vivo y viviré para adorarte,
que importa lo demás cuando ante Dios
he jurado un día ser para vos.

Asi hablaba una vez
una boca que loco besé.
Yo no quise dudar
porque ella lloraba al jurar.
Bese sus ojos,
pedí que sonriera y sonrío
y su sonrisa
fué un tibio rayito de sol.

Pero todo pasó
como pasa la felicidad
desde que ella se fué
olvidarla no se si podré.
Eterna noche
que llevo en mi alma sin luz.
Estoy solo en tinieblas
con esta cruz.

Vos bien sabes que yo soy solo tuya,
que nada hará que nuestro amor concluya.
Estoy oyendo el eco de su voz
cuando sollozando me juraba amor.

arriba
Música: José Dames
Letra: José María Contursi
Llegaste como un rayo deslumbrante de luz...
¡Yo andaba por el mundo sin amor ni quietud!
¡Mis ansias ya se habían refugiado
entre las ruinas de mi pasado!
Traías en tus ojos... en tus labios... tu voz...
la cálida promesa de un destino mejor...
mis manos y tus manos se encontraron
y nuevamente palpitó mi corazón.

Tú...
con la magia de tu amor y tu bondad...
Tú...
me enseñaste a soreir y a perdonar...
¡Ves...
yo era un grito de rencor
en el trágico final
de mi desesperación!
Ves...
todo aquello se esfumó
como brumas en el mar
al llegar la luz del sol...
Tú...
milagrosa musiquita de cristal...
Tú...
me enseñaste a sonreir y a perdonar!

Qué tristes eran todos mis momentos sin ti...
me ahogaba la tortura de rodar sin morir.
Cansado de mis penas y mi hastío
y de esos viejos recuerdos míos...
Tus besos... tus ternuras... tu emoción y tu fe
hicieron el milagro de borrar el ayer...
aquel lejano ayer ensombrecido
que nunca... nunca... nunca más ha de volver.

arriba