Letras de tango
Madame Ivonne
Música: Eduardo Pereyra
Letra: Enrique Cadícamo
Mamuasel Ivonne era una pebeta
que en el barrio posta de viejo Montmartre,
con su pinta brava de alegre griseta
animó la fiesta de Les Quatre Arts.
Era la papusa del barrio latino
que supo a los puntos del verso inspirar...
Pero fue que un día llego un argentino
y a la francesita la hizo suspirar.

Madame Ivonne,
la Cruz del Sur fue como el signo,
Madame Ivonne,
fue como el signo de tu suerte...
Alondra gris,
tu dolor me conmueve,
tu pena es de nieve...
Madame Ivonne...

Han pasado diez años que zarpó de Francia,
Mamuasel Ivonne hoy solo es Madam...
La que va a ver que todo quedó en la distancia
con ojos muy tristes bebe su champán.
Ya no es la papusa del Barrio Latino,
ya no es la mistonga florcita de lis,
ya nada le queda... Ni aquel argentino
que entre tango y mate la alzó de París

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Madame Julie
Música: Enrique Maciel
Letra: Francisco Baldana
(Recitado)
Me dijeron que el muchacho
se llegó a la seccional
y entre cabrero y confuso
se lo contó al oficial...

Fui presentado esta mañana
a una dama en Leandro Alem,
de unos cuarenta, oxigenada,
y se llamaba Madame Julié.
Me habló de Grecia y de California
y que era oriunda del gran París,
llevaba encima tapao de armiño
y se hospedaba en el City Brill.

En tren de confidencia, la francesita
me habló de mucha guita para entregar
a un pariente que la fulana
dijo tenía en La Paternal.
Y como se ausentaba urgentemente
a la vecina orilla del Uruguay
no tenía tiempo ya disponible
para llegarse hasta aquel lugar.

No se preocupe, madám, por eso,
yo le suplico; confié en mí.
Ella me dijo : ¿Sin garantía ?
Yo le daría un cinco mil.
Corriendo a casa fui a buscarlos
y muy contento yo se los di,
entonces ella me dio un paquete
que contenía cuarenta mil.

Ya con el paco en mano corrí a mi pieza
y con mucho cuidado lo desaté
pa' qué contarle lo que había adentro,
sólo recortes de diario hallé.
Y una cartita corta muy emotiva
en la que me decía Madám Julié :
que encienda a tiempo los farolitos
cuando la vea por el trocén.

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Madre hay una sola
Música: Agustín Bardi
Letra: José de la Vega
Pagando antiguas locuras
y ahogando mi triste queja
volví a buscar en la vieja
aquellas hondas ternuras
que abandonadas dejé.
Y al verme nada me dijo
de mis torpezas pasadas,
palabras dulcificadas
de amor por el hijo,
¡tan sólo escuché!

Besos y amores...
Amistades... bellas farsas
y rosadas ilusiones
en el mundo hay a montones
por desgracia...
¡Madre hay una sola!...
Y aunque un día la olvidé
me enseñó al final la vida
que a ese amor hay que volver.

Y nadie venga a arrancarme
del lado de quien me adora
de quien con fe bienhechora
se esfuerza por consolarme
de mi pasado dolor...
Las tentaciones son vanas
para burlar su cariño;
para ella soy siempre un niño,
¡Benditas sus canas!
¡Bendito su amor!

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Madreselva
Música: Francisco Canaro
Letra: Luis César Amadori
Vieja pared
del arrabal,
tu sombra fue
mi compañera.
De mi niñez
sin esplendor
la amiga fue
tu madreselva.
Cuando temblando
mi amor primero
con esperanzas
besaba mi alma,
yo junto a vos,
pura y feliz,
cantaba así
mi primera confesión.

Madreselvas en flor
que me vieron nacer
y en la vieja pared
sorprendieron mi amor,
tu humilde caricia
es como el cariño
primero y querido
que siento por él.
Madreselvas en flor
que trepándose van
es tu abrazo tenaz
y dulzón como aquel,
si todos los años
tus flores renacen,
hacé que no muera
mi primer amor...
Pasaron los años
y mis desengaños
yo vengo a contarte,
mi vieja pared...

Así aprendí
que hay que fingir
para vivir
decentemente;
que amor y fe
mentiras son
y del dolor
se ríe la gente...
Hoy que la vida
me ha castigado
y me ha enseñado
su credo amargo,
vieja pared,
con emoción
me acerco a vos
y te digo como ayer.

Madreselvas en flor
que me vieron nacer
y en la vieja pared
sorprendieron mi amor,
tu humilde caricia
es como el cariño
primero y querido
que nunca olvidé.
Madreselvas en flor
que trepándose van,
es tu abrazo tenaz
y dulzón como aquel...
Si todos los años
tus flores renacen,
¿por qué ya no vuelve
mi primer amor?

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Maipo
Música: Eduardo Arolas
Letra: Gabriel Clausi
Vuelve a mí, recuerdo del ayer
con el brillar de luces en escena;
siempre el mismo fulgor,
las viejas candilejas
son como estrellas...
Otra vez, vibra en la noche aquel
sueño de amor y canto del pasado;
sombras que corretean
por este viejo tablado de ayer.

Marquesinas de mis sueños,
mil destellos de colores,
figuras esculturales,
nombres que están olvidados...
corre el tiempo y el recuerdo
se entrelaza con la pena...
el sabor de cosas de antes
guardadas con tanto amor...

El viejo Maipo nos vio bajo sus luces
aquellos días tan llenos de ternuras
soñar amores que fueron embeleso...
con toda el alma, con toda la ilusión,
con estas notas, con este tango triste,
quiero contarte teatro de mi pueblo
aquello que guardé en mi corazón,
tal como lo viví... tan lleno de emoción.

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Mala entraña
Música: Enrique Maciel
Letra: Celedonio Flores
Te criaste entre malevos,
malandrines y matones,
entre gente de avería
desarrollaste tu acción;
por tu estampa, en el suburbio
florecieron los balcones,
y lograste la conquista
de sensibles corazones
con tu prestigio sentado
de buen mozo y de varón.

Mezcla rara de magnate
nacido en el sabalaje,
vos sos la calle Florida
que se vino al arrabal.
¡Compadrito de mi esquina,
que sólo cambió de traje!
pienso, siempre que te veo
tirándote a personaje,
que sos mixto jaulero
con berretín de zorzal.

Malandrín de la carpeta,
te timbeaste de un biabazo
el caudal con que tu vieja
pudo vivir todo un mes,
impasible ante las fichas,
en las noches de escolaso
o en el circo de Palermo,
cuando a taco y a lonjazo
te perdés por un pescuezo
la moneda que tenés.

Y es por eso que asentaste
tu cartel de indiferente,
insensible a los halagos
de la vida y al sufrir;
se murió tu pobre madre,
y en el mármol de tu frente
ni una sombra, ni una arruga
que deschavara, elocuente,
que tu vieja no fue un perro,
y que vos sabés sentir...

Pero al fin todo se acaba
en esta vida rastrera
y se arruga el más derecho
si lo tiran a doblar;
vos, que sos más estirado
que tejido de fiambrera,
Dios no quiera que te cache
la mala vida fulera,
que si no, como un alambre,
te voy a ver arrollar.

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Mala suerte
Música: Francisco Lomuto
Letra: Francisco Gorrindo
¡Se acabó nuestro cariño, me dijiste fríamente,
yo pensé pa' mis adentros, puede que tenga razón,
lo pensé y te dejé sola, sola y dueña de tu vida,
mientras yo con mi conciencia me jugaba el corazón.

Y cerré fuerte los ojos, y apreté fuerte los labios,
pa' no verte, pa' no hablarte, pa' no gritar un adiós
y tranqueando despacito me fui al bar que está en la esquina para ahogar con cuatro tragos lo que pudo ser tu amor.

Yo no pude prometerte
cambiar la vida que llevo,
porque nací calavera
y así me habré de morir.
A mi me tira la farra,
el café, la muchachada,
y donde haya una milonga
yo no puedo estar sin ir.

Bien sabés cómo yo he sido,
bien sabés cómo he pensado,
de mis locas inquietudes,
de mi afán de callejear.
Mala suerte si hoy te pierdo,
mala suerte si ando solo,
el culpable soy de todo
ya que no puedo cambiar.

Porque yo sé que mi vida no es una vida modelo,
porque quien tiene un cariño, al cariño se ha de dar,
y yo soy como el jilguero, que aun estando en jaula de oro, en su canto llora siempre el antojo de volar...

He tenido mala suerte, pero hablando francamente,
yo te quedo agradecido, has sido novia y mujer;
si la vida ha de apurarme con rigores algún día,
¡ya podés estar segura que de vos me acordaré!

arriba
Mala suerte
Música: Francisco Lomuto
Letra: Francisco Gorrindo
¡Se acabó nuestro cariño, me dijiste fríamente,
yo pensé pa' mis adentros, puede que tenga razón,
lo pensé y te dejé sola, sola y dueña de tu vida,
mientras yo con mi conciencia me jugaba el corazón.

Y cerré fuerte los ojos, y apreté fuerte los labios,
pa' no verte, pa' no hablarte, pa' no gritar un adiós
y tranqueando despacito me fui al bar que está en la esquina para ahogar con cuatro tragos lo que pudo ser tu amor.

Yo no pude prometerte
cambiar la vida que llevo,
porque nací calavera
y así me habré de morir.
A mi me tira la farra,
el café, la muchachada,
y donde haya una milonga
yo no puedo estar sin ir.

Bien sabés cómo yo he sido,
bien sabés cómo he pensado,
de mis locas inquietudes,
de mi afán de callejear.
Mala suerte si hoy te pierdo,
mala suerte si ando solo,
el culpable soy de todo
ya que no puedo cambiar.

Porque yo sé que mi vida no es una vida modelo,
porque quien tiene un cariño, al cariño se ha de dar,
y yo soy como el jilguero, que aun estando en jaula de oro, en su canto llora siempre el antojo de volar...

He tenido mala suerte, pero hablando francamente,
yo te quedo agradecido, has sido novia y mujer;
si la vida ha de apurarme con rigores algún día,
¡ya podés estar segura que de vos me acordaré!

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Malena
Música: Lucio Demare
Letra: Homero Manzi
Malena canta el tango como ninguna
y en cada verso pone su corazón.
A yuyo del suburbio su voz perfuma,
Malena tiene pena de bandoneón.
Tal vez allá en la infancia su voz de alondra
tomó ese tono oscuro de callejón,
o acaso aquel romance que sólo nombra
cuando se pone triste con el alcohol.
Malena canta el tango con voz de sombra,
Malena tiene pena de bandoneón.

Tu canción
tiene el frío del último encuentro.
Tu canción
se hace amarga en la sal del recuerdo.
Yo no sé
si tu voz es la flor de una pena,
só1o sé que al rumor de tus tangos, Malena,
te siento más buena,
más buena que yo.

Tus ojos son oscuros como el olvido,
tus labios apretados como el rencor,
tus manos dos palomas que sienten frío,
tus venas tienen sangre de bandoneón.
Tus tangos son criaturas abandonadas
que cruzan sobre el barro del callejón,
cuando todas las puertas están cerradas
y ladran los fantasmas de la canción.
Malena canta el tango con voz quebrada,
Malena tiene pena de bandoneón.

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Malevaje
Música: Juan de Dios Filiberto
Letra: Enrique Santos Discépolo
Decí, por Dios, ¿qué me has dao,
que estoy tan cambiao,
no sé más quien soy?
El malevaje extrañao,
me mira sin comprender...
Me ve perdiendo el cartel
de guapo que ayer
brillaba en la acción...
¿No ves que estoy embretao,
vencido y maniao
en tu corazón?

Te vi pasar tangueando altanera
con un compás tan hondo y sensual
que no fue más que verte y perder
la fe, el coraje,
el ansia 'e guapear.
No me has dejao ni el pucho en la oreja
de aquel pasao malevo y feroz...
¡Ya no me falta pa' completar
más que ir a misa e hincarme a rezar!

Ayer, de miedo a matar,
en vez de pelear
me puse a correr...
Me vi a la sombra o finao;
pensé en no verte y temblé...
¡Si yo, -que nunca aflojé-
de noche angustiao
me encierro a yorar!...
Decí, por Dios, ¿qué me has dao,
que estoy tan cambiao,
no sé más quien soy?

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Mama yo quiero un novio
Música: Ramón Collazo
Letra: Roberto Fontaina
Cansada de los gomina,
los niños bien y fifí,
ayer oí que una piba
con bronca cantaba así:

Mama, yo quiero un novio
que sea milonguero, guapo y compadrón,
que no se ponga gomina
ni fume tabaco inglés,
que pa' hablar con una mina
sepa el chamuyo al revés.
Mama, si encuentro ese novio
juro que me pianto aunque te enojés.

Ayer un mozo elegante
con pinta de distinguido
demostrando ser constante
desde el taller me ha seguido,
mas cuando estuvo a mi lado
me habló como un caramelo
del sol, la luna y el cielo
y lo pianté con razón.

Mama, yo quiero un novio
que sea milonguero, guapo y compadrón,
de los del gacho ladeado,
trencilla en el pantalón,
que no sea un almidonado
con perfil de medallón.
Mama, yo quiero un novio
que al bailar se arrugue como un bandoneón.

Yo quiero un hombre copero,
de los del tiempo del jopo,
que al truco conteste quiero
y en toda banca va al copo.
Tanto me da que sea un pato
y si mi novio precisa
empeño hasta la camisa
y si eso es poco, el colchón.

Mama, yo quiero un novio
que sea milonguero, guapo y compadrón.

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Mamboretá
Música: María Isolina Godard
Letra: Francisco García Jiménez
Yo la conocí a "Mamboretá"
en el barrio aquel de la niñez,
con su pena cruel
de no tener mamá...
ni conocer
otro consuelo que llorar.
Pobre huerfanita, triste flor,
era su madrastra la impiedad.
Carne del dolor,
ni un nombre se te dio:
fue nada más
que la infeliz "Mamboretá"...

¡Linda mujer que en esta noche
triunfando hace derroche
de lujo y de placer!
Sólo yo sé que eres aquélla,
y el brillo de tu estrella
no haré palidecer.

Por el milagro, la copa quiero alzar:
¡hoy es Alondra quien fue Mamboretá!
Nada pregunto ni sospecho,
¡no sé lo que habrás hecho
cansada de llorar!

Que otro te condene... Ya no sé
dónde acaba el bien y empieza el mal...
Yo tan sólo sé
la trágica verdad
de tu niñez
ensombrecida de orfandad.
Puede ser locura tu placer,
puede ser tu lujo un sol fugaz;
pero Dios te da
desquite de tu ayer;
¡sueño feliz
de la infeliz "Mamboretá"!

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Mandria
Música: Juan Rodríguez
Letra: Francisco Brancatti / Juan Velich
Tome mi poncho... No se aflija...
¡Si hasta el cuchillo se lo presto!
Cite, que en la cancha que usté elija
he de dir y en fija
no pondré mal gesto.

Yo con el cabo 'e mi rebenque
tengo 'e sobra pa' cobrarme...
Nunca he sido un maula, ¡se lo juro!
y en ningún apuro
me sabré achicar.

Por la mujer,
creamé, no lo busqué...
Es la acción
que le viché
al varón
que en mi rancho cobijé...
Es su maldad
la que hoy me hace sufrir:
Pa' matar
o pa' morir
vine a pelear
y el hombre ha de cumplir.

Pa' los sotretas de su laya
tengo güen brazo y estoy listo...
Tome... Abaraje si es de agaya,
que el varón que taya
debe estar previsto.
Esta es mi marca y me asujeto.
¡Pa ' qué pelear a un hombre mandria!
Váyase con ella, la cobarde...
Dígale que es tarde
pero me cobré.

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Mano a mano
Música: Carlos Gardel / José Razzano
Letra: Celedonio Flores
Rechiflado en mi tristeza, te evoco y veo que has sido
en mi pobre vida paria sólo una buena mujer.
Tu presencia de bacana puso calor en mi nido,
fuiste buena, consecuente, y yo sé que me has querido
como no quisiste a nadie, como no podrás querer.

Se dio el juego de remanye cuando vos, pobre percanta,
gambeteabas la pobreza en la casa de pensión.
Hoy sos toda una bacana, la vida te ríe y canta,
Ios morlacos del otario los jugás a la marchanta
como juega el gato maula con el mísero ratón.

Hoy tenés el mate lleno de infelices ilusiones,
te engrupieron los otarios, las amigas y el gavión;
la milonga, entre magnates, con sus locas tentaciones,
donde triunfan y claudican milongueras pretensiones,
se te ha entrado muy adentro en tu pobre corazón.

Nada debo agradecerte, mano a mano hemos quedado;
no me importa lo que has hecho, lo que hacés ni lo que harás...
Los favores recibidos creo habértelos pagado
y, si alguna deuda chica sin querer se me ha olvidado,
en la cuenta del otario que tenés se la cargás.

Mientras tanto, que tus triunfos, pobres triunfos pasajeros,
sean una larga fila de riquezas y placer;
que el bacán que te acamala tenga pesos duraderos,
que te abrás de las paradas con cafishos milongueros
y que digan los muchachos: Es una buena mujer.
Y mañana, cuando seas descolado mueble viejo
y no tengas esperanzas en tu pobre corazón,
si precisás una ayuda, si te hace falta un consejo,
acordate de este amigo que ha de jugarse el pellejo
pa'ayudarte en lo que pueda cuando llegue la ocasión.

arriba
Mano cruel
Música: Carmelo Mutarelli
Letra: Armando Tagini
Fuiste la piba mimada
de la calle Pepirí,
la calle nunca olvidada
donde yo te conocí;
y porque eras linda y buena,
un muchacho medio loco
te hizo reina del piropo
en un verso muy fifí.

Tu gracia supo en las milongas cautivar,
por tus encantos suspiró más de un varón,
y sin embargo no encontraste el ideal
capaz de hacer estremece tu corazón.
Pero en las sombras acechaba el vil ladrón
que ajó tu encanto juvenil con mano cruel,
cedió tu oído a sus palabras de pasión
y abandonaste para siempre el barrio aquel.

Hoy te he visto a la salida
de un lujoso cabaret,
y en tu carita afligida
honda pena adiviné.
Yo sé que hasta el alma dieras
por volver a ser lo que eras.
No podrás, la primavera
de tu vida ya se fue.

Hoy ya no sos la linda piba que mimó
la muchachada de la calle Pepirí,
aquella calle donde yo te conocí
y donde un mozo soñador tanto te amó.
Mintió aquel hombre que riqueza te ofreció,
con mano cruel ajó tu gracia y tu virtud;
eras la rosa de fragante juventud
que hurtó al rosal el caballero que pasó.

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Manoblanca
Música: Antonio De Bassi
Letra: Homero Manzi
Dónde vas carrerito del este
castigando tu yunta de ruanos,
y mostrando en la chata celeste
las dos iniciales pintadas a mano.

Reluciendo la estrella de bronce
claveteada en la suela de cuero,
dónde vas carrerito del Once,
cruzando ligero las calles del Sur.

¡Porteñito!... ¡Manoblanca!...
Vamos ¡fuerza, que viene barranca!
¡Manoblanca!... ¡Porteñito!
¡Fuerza! ¡vamos, que falta un poquito!

¡Bueno! ¡bueno!... ¡Ya salimos!...
Ahora sigan parejo otra vez,
que esta noche me esperan sus ojos
en la Avenida Centenera y Tabaré.

Dónde vas carrerito porteño
con tu chata flamante y coqueta,
con los ojos cerrados de sueño
y un gajo de ruda detrás de la oreja.

El orgullo de ser bien querido
se adivina en tu estrella de bronce,
carrerito del barrio del Once
que vuelves trotando para el corralón.

¡Bueno! ¡bueno!... ¡Ya salimos!...
Ahora sigan parejo otra vez
mientras sueño en los ojos aquellos
de la Avenida Centenera y Tabaré.

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Maquillaje
Música: Virgilio Expósito
Letra: Homero Expósito
No...
ni es cielo ni es azul,
ni es cierto tu candor,
ni al fin tu juventud.
Tú compras el carmín
y el pote de rubor
que tiembla en tus mejillas,
y ojeras con verdín
para llenar de amor
tu máscara de arcilla.

Tú,
que tímida y fatal
te arreglas el dolor
después de sollozar,
sabrás cómo te amé,
un día al despertar
sin fe ni maquillaje,
ya lista para el viaje
que desciende hasta el color final...

Mentiras...
son mentiras tu virtud,
tu amor y tu bondad
y al fin tu juventud.
Mentiras...
¡te maquillaste el corazón!
¡Mentiras sin piedad!
¡Qué lástima de amor!

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Margarita Gauthier
Música: Joaquín Mora
Letra: Julio Jorge Nelson
Hoy te evoco emocionado, mi divina Margarita.
Hoy te añoro en mis recuerdos, ¡oh, mi dulce inspiración!
Soy tu Armando, el que te clama, mi sedosa muñequita,
El que te llora... el que reza, embargado de emoción.
El idilio que se ha roto me ha robado paz y calma.
Y la muerte ha profanado la virtud de nuestro amor.
¡Para qué quiero la vida!... si mi alma destrozada
Sufre una angustia suprema... vive este cruento dolor.

Hoy de hinojos en la tumba donde descansa tu cuerpo
He brindado el homenaje que tu alma suspiró;
He llevado el ramillete de camelias ya marchitas,
Que aquel día me ofreciste como emblema de tu amor.
Al ponerlas junto al lecho donde dormías tranquila,
Una lágrima muy tierna de mis ojos descendió
Y rezando por tu alma, mi divina Margarita,
Un sollozo entrecortado en mi pecho se anidó.

Nunca olvido aquella noche que besándome en la boca
Una camelia muy frágil de tu pecho se cayó;
La tomaste tristemente, la besaste como loca
Y entre aquellos pobres pétalos, una mancha apareció.
¡Era sangre que vertías! ¡Oh, mi pobre Margarita!
Eran signos de agonía... eran huellas de tu mal
Y te fuiste lentamente, vida mía, muñequita,
Pues la Parca te llamaba con su sorna tan fatal.

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Margaritas
Música: Juan Carlos Moreno González
Letra: Gabino Coria Peñaloza
¡Pobre manojito de flores que un día
silenciosamente cambiamos los dos!
Sólo me han quedado las dos margaritas,
las dos margaritas del último adiós.
Con pesar deshojo sus pétalos blancos,
blancos como el alma de quien me las dio:
una me responde que sí, que me quiere;
la otra me confiesa que ya me olvidó.

Blancas margaritas
que hoy deshojo aquí,
digan que me quiere
que de nuevo un día
volverá por mí.
Blancas margaritas
que hoy recojo aquí,
díganme si, triste,
hoy también deshoja
las que yo le di.

Viendo deshojadas las dos margaritas
pienso que he destruido mi propia ilusión
y otra vez recojo los pétalos rotos
para acariciarlos en mi corazón.
Con voz misteriosa que sólo yo entiendo
mi corazón noble latiendo me habló:
me contó que un alma, llorando de ausencia,
sus dos margaritas también deshojó.

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Margo
Música: Armando Pontier
Letra: Homero Expósito
Margo ha vuelto a la ciudad
con el tango más amargo,
su cansancio fue tan largo
que el cansancio pudo más.
Varias noches el ayer
se hizo grillo hasta la aurora,
pero nunca como ahora
tanto y tanto hasta volver.
¿Qué pretende? ¿A dónde va
con el tango más amargo?
¡Si ha llorado tanto Margo
que dan ganas de llorar!

Ayer pensó que hoy... y hoy no es posible...
La vida puede más que la esperanza...
París
era oscura y cantaba su tango feliz,
sin saber, pobrecita
que el viejo París
se alimenta con el breve
fin brutal de la magnolia
entre la nieve...
Después
otra vez Buenos Aires
y Margo otra vez
sin canción y sin fe...

Hoy me hablaron de rodar
y yo dije a las alturas:
Margo siempre fue más pura
que la luna sobre el mar.
Ella tuvo que llorar
sin un llanto lo que llora,
pero nunca como ahora
sin un llanto hasta sangrar.
Los amigos que no están
son el son del tango amargo...
¡Si ha llorado tanto Margo
que dan ganas de llorar!

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Margot
Música: José Ricardo / Carlos Gardel
Letra: Celedonio Flores
Se te embroca desde lejos, pelandruna abacanada,
que has nacido en la miseria de un convento de arrabal...
Porque hay algo que te vende, yo no sé si es la mirada,
la manera de sentarte, de mirar, de estar parada
o ese cuerpo acostumbrado a las pilchas de percal.
Ese cuerpo que hoy te marca los compases tentadores
del canyengue de algún tango en los brazos de algún gil,
mientras triunfa tu silueta y tu traje de colores,
entre el humo de los puros y el champán de Armenonville.

Son macanas, no fue un guapo haragán ni prepotente
ni un cafisho de averías el que al vicio te largó...
Vos rodaste por tu culpa y no fue inocentemente...
¡berretines de bacana que tenías en la mente
desde el día que un magnate cajetilla te afiló!

Yo recuerdo, no tenías casi nada que ponerte,
hoy usas ajuar de seda con rositas rococó,
¡me reviente tu presencia... pagaría por no verte...
si hasta el nombre te han cambiado como has cambiado de suerte:
ya no sos mi Margarita, ahora te llaman Margot!

Ahora vas con los otarios a pasarla de bacana
a un lujoso reservado del Petit o del Julien,
y tu vieja, ¡pobre vieja! lava toda la semana
pa' poder parar la olla, con pobreza franciscana,
en el triste conventillo alumbrado a kerosén.

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Marioneta
Música: Juan José Guichandut
Letra: Armando Tagini
Tenía aquella casa no sé qué suave encanto
en la belleza humilde del patio colonial
cubierto en el verano por el florido manto
que hilaban las glicinas, la parra y el rosal...

¡Si me parece verte! La pollerita corta,
sobre un banco empinadas las puntas de tus pies,
los bucles despeinados y contemplando absorta
los títeres que hablaban, inglés, ruso y francés.

-¡Arriba, doña Rosa!...
¡Don Pánfilo, ligero!...
Y aquel titiritero
de voz aguardentosa
nos daba la función.
Tos ojos se extasiaban:
aquellas marionetas
saltaban y bailaban
prendiendo en tu alma inquieta
la cálida emoción...

Los años de la infancia risueña ya pasaron
camino del olvido; los títeres también.
Piropos y promesas tu oído acariciaron...
te fuiste de tu casa, no se supo con quién.

Allá entre bastidores, ridículo y mezquino,
claudica el decorado sencillo de tu hogar...
Y tu, en el proscenio de un frívolo destino,
¡sos frágil marioneta que baila sin cesar!

arriba
Mariposita
Música: Anselmo Aieta
Letra: Francisco García Jiménez
Un bandoneón
con su resuello tristón.
La noche en el cristal
de la copa y del bar
y del tiempo que pasó...
Mi corazón
con su borracha emoción.
Y en otra voz, la voz
de la historia vulgar,
dice mi vulgar dolor...

Mariposita,
muchachita de mi barrio,
te busco por el centro,
te busco y no te encuentro,
siguiendo este calvario
con la cruz del mismo error.
Te busco porque acaso nos
iríamos del brazo...
Vos te equivocaste con tu arrullo
de sedas palpitantes,
y yo con mi barullo
de sueños delirantes,
en un mundo engañador.
¡Volvamos a lo de antes!
¡Dame el brazo y vámonos!

Ni vos ni yo
sabemos cuál se perdió.
Ni dónde el bien, ni el mal,
tuvo un día final
y otro día comenzó...
Yo bebo más
porque esta noche vendrás.
Mi corazón te ve;
pero habrá que beber mucho...
¡pero mucho más!...

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Martirio
Música: Enrique Santos Discépolo
Letra: Enrique Santos Discépolo
Solo...
¡increíblemente solo!
vivo el drama de esperarte,
hoy...
mañana...
siempre igual...
¡Dolor que muerde las carnes,
herida que hace gritar,
vergüenza de no olvidarte,
si yo sé que no vendrás!
¡Solo!
¡Pavorosamente solo!...
como están los que se mueren,
los que sufren,
los que quieren,
así estoy... ¡por tu impiedad!

Sin comprender,
por qué razón te quiero...
Ni qué castigo de Dios
me condenó al horror
de que seas vos, vos,
solamente sólo vos...
Nadie en la vida más que vos
lo que deseo...
Y entre la risa y las burlas
yo arrastré mi amor
¡llamándote!...

Fiebre
de pasiones maldecidas,
que uno trae desde otras vidas
y las sufre hasta morir...
Dolor de bestia perdida,
que quiere huir del puñal,
yo me revuelco sin manos
pa' librarme de tu mal...
¡Solo!...
¡Despiadadamente solo!...
mientras grita mi conciencia
tu traición
¡la de tu ausencia!
hoy... mañana...
siempre igual...

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María
Música: Aníbal Troilo
Letra: Cátulo Castillo
Acaso te llamaras solamente María..!
No sé si eras el eco de una vieja canción,
pero hace mucho, mucho, fuiste hondamente mía
sobre un paisaje triste, desmayado de amor...

El Otoño te trajo, mojando de agonía,
tu sombrerito pobre y el tapado marrón...
Eras como la calle de la Melancolía,
que llovía...llovía sobre mi corazón..!

María..!
En las sombras de mi pieza
es tu paso el que regresa...

María..!
Y es tu voz, pequeña y triste,
la del día en que dijiste:
"Ya no hay nada entre los dos.."

María..!
La más mía..! La Lejana..!
Si volviera otra mañana
por las calles del adiós..!

Tus ojos eran puertos que guardaban ausentes,
su horizonte de sueños y un silencio de flor...
Pero tus manos buenas, regresaban presentes,
para curar mi fiebre, desteñidas de amor...

Un Otoño te trajo..! Tu nombre era María,
y nunca supe nada de tu rumbo infeliz...
Si eras como el paisaje de la Melancolía,
que llovía...llovía, sobre la calle gris...

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Mañana iré temprano
Música: Enrique Francini
Letra: Carlos Bahr
Desde hace un mes estoy postrado...
Cuántos domingos que me extrañas.
Y hoy, en tu día, bien amada,
Te faltarán mis flores
Y no estaré a tu lado.
Llora la lluvia del otoño
Sobre tu tumba y mi tristeza.
Hoy como nunca ¡estás tan sola...!
¡Los dos estamos solos...!
¡Amarga soledad...!

Mañana iré temprano
Con las flores que tú amabas.
Y el estar allí, a tu lado,
Será un consuelo, mi dulce amor.
Te llamaré Para decirte: ¡amada, aquí estoy...!
No te olvidó jamás mi emoción.
Y te hablaré,
Y no estarás tan sola...
Tan sola como estoy yo.
Mañana iré temprano,
En cuanto despunte el alba,
A llevarte, bien amada
La siempreviva de mi dolor.

Sigo postrado en esta cama.
Hace seis meses que me esperas...
Hoy me he asomado a la ventana,
Y vi la primavera
Pintando la mañana.
El cielo tiene golondrinas,
El árbol, flor; el aire, aroma...
Pero tú siempre sigues sola,
Y yo vivo un otoño
De amarga soledad.

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Mañana zarpa un barco
Música: Lucio Demare
Letra: Homero Manzi
Riberas que no cambian tocamos al anclar.
Cien puertos nos regalan la música del mar.
Muchachas de ojos tristes nos vienen a esperar
y el gusto de las copas parece siempre igual.
Tan sólo aquí en tu puerto se alegra el corazón,
Riachuelo donde sangra la voz del bandoneón.
Bailemos hasta el eco del último compás,
mañana zarpa un barco, tal vez no vuelva más.

Qué bien se baila
sobre la tierra firme.
Mañana al alba
tenemos que zarpar.
La noche es larga,
no quiero que estés triste.
Muchacha, vamos...
no sé por qué llorás.
Diré tu nombre
cuando me encuentre lejos.
Tendré un recuerdo
para contarle al mar.
La noche es larga,
no quiero que estés triste.
Muchacha, vamos...
no sé por qué llorás.

Dos meses en un barco viajó mi corazón.
Dos meses añorando la voz del bandoneón.
El tango es puerto amigo donde ancla la ilusión.
Al ritmo de su danza se hamaca la emoción.
De noche, con la luna, soñando sobre el mar,
el ritmo de las olas me miente su compás.
Bailemos este tango, no quiero recordar.
Mañana zarpa un barco, tal vez no vuelva más.

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Mañanitas de Montmartre
Música: Lucio Demare
Letra: Roberto Fugazot / Agustín Irusta
Las grises mañanitas de Montmartre,
donde iluso derroché mi juventud,
serán eternas en mi triste vida,
porque las recuerdo para mi inquietud.
Al igual que un amor cicatrizado
e imborrable en un tierno corazón,
mis mañanitas de Montmartre tan queridas
son para mí un delirio y una gran pasión.

Pero sos, mujer,
pobre insensata que en el mundo triunfás;
la frágil barca de tu vida quizás
naufragará porque el timón de tu esperanza
se quebrará en la mar,
y humillada ya,
mis mañanitas de Montmartre verán
la fría nieve del destino caer
sobre tu almita acongojada
destruyendo aquellos sueños
que forjaste con afán.

Nuevamente volverás a ser aquella
que paseaba exenta de pudor
por esas calles en que todas las mujeres
pecadoras, guardaban su dolor.
Y en las tinieblas de tu pobre vida,
por ingrata nunca más encontrarás
quien te devuelva con un beso de cariño
la luz de tu esperanza, que se apaga ya.

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Más solo que nunca
Música: Federico Leone
Letra: Enrique Dizeo
Nos separamos un día
por un enojo cualquiera,
y hoy se muere el alma mía
porque en vez de la alegría
el dolor me desespera.
Es necesario que vuelvas,
que vuelvas con tu querer,
si de pensar lo que hiciste
mi amor está muy triste,
no sabe lo que hacer.

¡Tesoro mío...!
¡Cuánto sufro por tu ausencia!
¡Te extraño mucho!
¿Para qué voy a mentirte?
¡Tesoro mío...!
Comprendé un poquito:
Le hace falta a mis oídos
tu dulce voz.
Volvé a mi lado
que necesito mirarme
en esos ojos
que te ha regalado Dios.

Ya no sé ni lo que digo.
Mi voluntad se ha deshecho,
me alejé del buen amigo,
ando solo, sin abrigo
y no se que hay en mi pecho.
¿Para qué te di mi nombre
y fui detrás de tu amor?
Para que nadie se asombre
de ver penando un hombre
que al cielo te llevó.

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